Alegre, cordial, dicharachero y buena gente. Así recuerda el pueblo zuliano y su gremio cercano, el radiodifusor al negro de oro de la locución zuliana Rodolfo Henry Medina. La muerte lo sorprende el viernes 13 de abril de 2018, cuando se disponía a saludar el alba y a prepararse para alegrar, como todos los días, a su gente que sintoniza la 90.9 FM esperando escuchar su voz inigualable para mitigar la desesperanza patria con su programa predilecto Bailando a lo Zuliano.
Un infarto le atacó temprano, fue trasladado al hospital Pedro Iturbe y allí partió hacia otro jardín a poner a bailar a los zulianos que también partieron: Mamaota, Astolfo, Ricardo, Gladys, entre muchos otros que ahora cantan en el regazo celestial y Henry llega como el embajador de Bailando a lo Zuliano en ese nuevo plano de la existencia.
¿Qué dejó Rodolfo?
Un legado. Como todos los gaiteros, músicos, locutores, periodistas, productores musicales, gente buena que hace, que hace cosas todos los días y deja tras sí enseñanza, público que antes lo aclamaban y hoy lo lloran.
El legado de la constancia, de la enseñanza, de la responsabilidad, de la entrega. Su voz en sí misma es un legado, más nunca se escuchará otra igual, quedan sus amigos Neguito, Orlis, Ricardo, Reinaldo, Roberto, Carlos Ortega, tía Mora, Danilo, entre muchísimos otros representantes de la musicalidad zuliana y el gentilicio auténtico que día a día difunden lo nuestro con orgullo y sapiencia, ese es el legado de nuestro negro querido.
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Ahora De Fiesta con la 90 se extiende a lo largo y ancho del firmamento con tantos y tantos músicos que partieron y que hoy se reencuentran con Rodolfo en una parranda de esas que a él le hinchaban el pecho.
Siempre amante de su terruño, buen comensal, cosechando amistades y discípulos, en el buen sentido, Rodolfo deja tras sí una generación que de seguro se nutrió de su reconocida trayectoria como locutor y exponente de la radiodifusión zuliana.
Sus restos serán sepultados en el destruido cementerio municipal Corazón de Jesús, donde quizá desde cuando su familia tiene un panteón. De seguro ahí están enterrados otros parientes, ojalá y enhorabuena no hayan sido víctimas de las barbaridades sacrílegas de profanación y magia negra que ahora pulula alrededor del camposanto.
Paz a tu alma negro querido. Te amamos y te amaremos por siempre, gracias por darnos todo de ti, el Zulia jamás te olvidará.
Ernesto Ríos Blanco / NOTIZULIA