El presidente Nicolás Maduro incrementó –como ya estaba previsto- el salario mínimo integral y todos los subsidios sociales este pasado martes 1 de mayo. El anuncio lo hizo regodeado en su orgullo por tratarse del aumento número 44 en 19 años de revolución, sin embargo, lejos de mejorar la capacidad adquisitiva de la población, los incrementos salariales han disparado los precios y los niveles inéditos de inflación.
El último aumento del salario integral, anunciado por el presidente Nicolás Maduro y fijado en 2.555.500 bolívares mensuales, solo alcanza para costear el 4% del valor de la canasta alimentaria familiar y que ya supera los Bs. 63 millones, según cálculos de la Cámara de Comercio de Maracaibo.
Las cifras revelan que para obtener los productos básicos se necesitan de 25 salarios mínimos integrales para abastecer los Bs. 63.579.493.
Economistas señalaron que mientras el Gobierno no haga frente a la espiral hiperinflacionaria en la que se encuentra el país y si mantiene su tendencia de ser superior a la tasa de los ingresos, los trabajadores adquirirán cada vez menos bienes.
Hace cinco años, el salario mínimo establecido por el Gobierno se ubicaba en 2.457,02 bolívares, mientras la inflación apenas rozaba el 27%. Los datos sugieren que para esa fecha, tal cantidad de recursos permitía costear el 60% de la canasta alimentaria.
Hoy, los 2.555.500 bolívares permiten a un venezolano promedio adquirir un kilo de carne (entre Bs. 1.500.000 y 2.000.000 bolívares), medio cartón de huevos o medio kilo de queso.
“Cada día que transcurre los trabajadores venezolanos adquieren menos productos de la cesta básica porque sus salarios no le siguen el ritmo a la inflación que, de paso, ya mantiene un ritmo mensual de casi 100%. El poder adquisitivo de los venezolanos está por el suelo y sin margen de maniobra para sobrellevar la crisis”, apuntó el economista Roger Chacín.
En su análisis también añade: “Si los ingresos aumentan más que la inflación, el poder de compra sube. Pero en Venezuela, el Gobierno perdió esa batalla ante la inflación que ya suma un acumulado superior al 500% en apenas cuatro meses”.
El diputado a la AN y economista, José Guerra, señaló ayer que “es importante distinguir dos tipos de salarios: el nominal, que son la cantidad de billetes, bolívares, monedas que el ciudadano recibe; y el real que es el poder de compra del dinero”.
A su juicio, el problema no es la cantidad de bolívares, sino “cuánto se puede comprar con eso”. Explicó que para enfrentar la hiperinflación es necesario trabajar en tres vertientes: “Respetar la disciplina fiscal, evitar la impresión de dinero del BCV y fijar el tipo de cambio sin dolarizar”.
La dirección general de Investigación de la Asamblea Nacional (AN) también estableció que el nuevo sueldo integral de Bs. 2.555.500 equivale a unos $ 30, según la última cotización del Dicom, o apenas $ 2,99 si se toma como referencia el marcador “paralelo”.
El economista Jesús Casique indicó que el Gobierno sigue cometiendo “los mismos errores del pasado” al no concretar “políticas serias y efectivas para frenar la inflación”.
Apuntó que “los ingresos diarios de un trabajador apenas son Bs. 33.333. El Gobierno sigue atizando la hiperinflación. La pérdida del poder adquisitivo se mantiene ante la ausencia de un plan anti-inflacionario”.
Ayer, el constituyente Rafael Torrealba propuso la creación de la “superintendencia de protección del salario obrero” que tendría como finalidad de verificar que el valor con el que salen los productos desde las fábricas se mantenga hasta que llegue al consumidor.
Desde el 2013, cuando el presidente Nicolás Maduro llegó al poder, se han decretado 22 ajustes de salarios mínimos y 10 en el bono de alimentación.
NOTIZULIA / Vía Panorama