El número de fallecidos por el devastador terremoto que golpeó el viernes a Birmania supera los 1.600, fallecidos según cifras del Gobierno militar, mientras que los equipos de rescate, a los que se sumaron efectivos de países como China, Rusia o Malasia, continúan una búsqueda desesperada de supervivientes.
El sismo de magnitud 7,7 sacudió el centro de Birmania, seguido minutos después por una réplica de magnitud 6,7. Los testimonios que llegan desde dentro del país e imágenes en redes sociales muestran la devastación en Mandalay, la segunda ciudad más grande, donde carreteras, edificios y varios templos quedaron destruidos.
Se desconoce la dimensión del fuerte terremoto y su devastación porque su epicentro estuvo en uno de los lugares más aislados del mundo exterior.
«El temblor duró alrededor de dos minutos y después estuvimos varias horas sin luz», cuenta una residente de Yangón, la ciudad más grande de Birmania, que respondía a un mensaje por la aplicación Signal después de recuperar la conexión tras la sacudida el viernes al medio día de un potente seísmo que también provocó daños en países vecinos como Tailandia, China y Vietnam.
Las autoridades birmanas informaron que al menos 1.644 personas fallecieron, 3.408 resultaron heridas y otras 139 se encuentran desaparecidas. Organizaciones internacionales dicen que la magnitud real de las muertes y la destrucción es mucho mayor. El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), una agencia del Gobierno estadounidense, estimó que el número de muertos podría superar los 10.000.

Hay imágenes de los muros exteriores del Palacio de Mandalay, construido en la década de 1850 para la familia real, derrumbándose hacia el foso que rodea el complejo. También ha caído una famosa pagoda de 1.000 años de antigüedad. Un gran incendio ha consumido la universidad y el hospital más grande de la ciudad, que cuenta con 1.000 camas, está desbordado. Muchos testigos han contado que se instalaron carpas de emergencia en las calles que están alrededor del centro médico para atender a los heridos.
«Aquí estamos bien, pero no puedo imaginar la catástrofe que ha tenido que ocurrir en otras ciudades del país más cercanas al epicentro», explica la mujer de Yangón, que prefiere que no salgan publicados sus datos porque está utilizando un servidor VPN ilegal para poder chatear. Ella, como muchos birmanos, han visto los vídeos que circulan en redes sociales occidentales de edificios derrumbados en Mandalay, la segunda gran urbe del país, que se encuentra a tan sólo 17 kilómetros del epicentro y donde se han reportado por ahora la mayoría de las víctimas.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) comunicó que estaba movilizando su centro logístico en Dubái para enviar rápido a Birmania suministros médicos. Según ha informado Reuters, el programa estadounidense para asistencia internacional en desastres, que durante muchos años ha operado en este país, no podrá desplegarse en esta emergencia debido al desmantelamiento de la agencia de ayuda exterior de EEUU, la USAID, por parte de la administración Trump.
China envió un equipo de 37 personas, que llegó a Yangón en la madrugada del sábado. Rusia también mandó dos aviones con 120 rescatistas y suministros. La ONU informó que había asignado cinco millones de dólares para las labores de rescate. Desde Washington, el presidente Donald Trump también anunció que su país contribuiría a la emergencia de Birmania.
Agencias