Cañadas de Maracaibo en alerta tras fuertes lluvias

A raíz de los fuertes aguaceros que ha traído octubre, el de ayer, por ejemplo, muchas zonas de Maracaibo dieron señal de alerta. Las cañadas Fénix, Morillo y Pescadores han salido de sus cauces para detonar la angustia y preocupación de cientos de familias.

Los caños, comúnmente usados como vertederos por residentes de los vecindarios, colapsan al tener obstaculizado el libre cauce de sus aguas, aumentando la posibilidad de nuevos desbordes al recibir precipitaciones. Verbigracia de ello, la cañada que atraviesa  el sector Las Tarabas, en la avenida Delicias, está atestada de basura.  

El miedo late a millón en la urbanización Urdaneta. En los edificios El Vivero, de la calle 19, en la parroquia Cecilio Acosta,  hace dos semanas el camino cedió ante la crecida del agua proveniente de “La Fénix”. El  tramo del asfalto se quebró convirtiéndose en titilante alarma. El resto de la calle, craquelada, da indicios de lo que podría traer secuelas de no haber prontos correctivos.

Al despertar, lo primero que hace Josefina Arellano es mirar por su ventana el estado del sector donde peligran 85 familias. “Tengo miedo de que la Fénix siga comiéndose la calle y se lleve los apartamentos también”, confesó.
 
Carmen Chourio, también afectada,  contó que “las primeras 7 viviendas que están al  borde de la quebrada, han socavado. Yo vivo en la segunda, estamos en súper alto riesgo. Unas  lluvias más y se me cae la casa”, lamentó Carmen.

“Exigimos  respuesta pronta, de manera urgente. Que solucionen y decidan  si se  embaulará o no la cañada. ¿Qué se hizo el presupuesto aprobado desde hace meses para esto?”, expresó Lisbeth Bracho, habitante del edificio. 

En la calle 4 del sector Miraflores, en la parroquia Antonio Borjas Romero, una abuelita de 71 años, que vive con cuatro nietos,  pide ayuda cada vez que hay tiempo de lluvia para alzar en bloques su nevera, televisor y cocina por el desbordamiento de la cañada del sector. El último aguacero le costó una lavadora que tenía en la parte trasera de su casa, espacio que se volvió barro con el agresivo paso del agua.

“Vivo sola con mis nietecitos. Me da miedo, son muy pequeños y pueden ahogarse. El barro secándose da mal olor y me preocupa que  estén viviendo así”, dijo Gladys Rodríguez. El agua creció hasta alcanzar medio metro en la humilde casa de Gladys, quien está cansada de clamar por ayuda. “Fui al consejo comunal, hablo con todos, pero nadie viene”, denunció. 

El Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inameh) señaló en su  informe mensual, que octubre se considera como “otro  de los meses de mayor actividad de tormentas”. Inameh aseguró que habrán “precipitaciones de moderadas a fuertes” en el Zulia, y que   en  la madrugada y primeras horas de la mañana habrán nubes de tormentas asociadas a “chaparrones” intensos.

El coordinador regional de operaciones de Protección Civil Zulia, Alvin Urdaneta, explicó que “el riesgo de desborde de las cañadas es mínimo ya que se han hecho, en conjunto con organismos como  el Iara y el Coez, trabajos de limpieza de los caños”, destacó.

Urdaneta apuntó que “algunas cañadas no se pueden embaular por completo, ya que en algunos tramos deben mantener su cauce natural. Esa es la razón por la que se embaulan unas partes y otras no”. También se refirió al factor social: “Hacemos costosos trabajos de limpieza y la gente no colabora. Debe haber un compromiso de su parte para no continuar lanzando desechos”.

Y así, los riesgos de desborde continuarán del mismo modo que persista la inconsciencia de quienes  insisten en minar las cañadas con basura.
 

En el sector Las Tarabas, los desechos y la maleza abundan, restando libre circulación al agua

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