Notizulia / Banca y Negocios
El precio del dólar paralelo cerró agosto con una caída de 1,91% en la tarde de este jueves 31 para ubicarse en 8,15 bolívares por unidad; sin embargo, esta cotización escaló 36,52% en comparación con julio, la mayor variación intermensual de lo que va de 2022 y que anticipa una subida de la inflación que también puede marcar un severo retroceso en la desaceleración de los indicadores de precios al consumidor.
En la jornada del cierre de mes, el precio promedio de EnParaleloVzla descendió un contundente 4% frente a su cotización del día anterior, a tal punto que todos los valores terminaron en baja con variaciones que oscilan entre -0,37% y -3,71%.
Así las cosas, los precios concluyen entre 8,02 bolívares y un máximo de 8,30, inferior en -3,71% al mayor valor anterior de 8,62 bolívares.
El Banco Central de Venezuela enfrentó la escalada del tipo de cambio durante la semana pasada con subastas e intervenciones para incrementar la oferta de divisas. Solo en intervenciones colocó más de 400 millones de dólares. Por lo pronto, parece que las autoridades del emisor pueden respirar más aliviadas.
Con este resultado de agosto, la depreciación acumulada del bolívar en el mercado no oficial se ubica en 74,04% durante 2022, muy inferior a la registrada en el mismo período del año anterior, debido al éxito de la política de anclaje cambiario que, en el primer trimestre del año, hizo que los tipos de cambio en ambos mercados bajaran en comparación con diciembre de 2021.
Los datos señalan que en el primer cuarto del año, el precio promedio de las mesas cambiarias descendió -4,71%, mientras que el paralelo cayó -3,61%, cuando la liquidez monetaria ya comenzaba a crecer de manera sostenida.
Es aventurado en este contexto pronosticar un precio de cierre para el mercado paralelo después del «agosto negro» que se acaba de vivir, pero sí parece claro que las presiones sobre el mercado serán mayores, porque el gasto público en moneda local tendrá que subir, quizás en magnitudes no vistas en lo que va de año, mientras que el ingreso petrolero puede verse lastrado por precios más bajos de lo que se esperaba, lo que podría obligar a ajustar la estrategia de intervención del BCV.