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Nada más terminar la audiencia general del 28 de febrero, el Papa se ha desplazado de forma discreta en un FIAT 500 al hospital Fatebenefratelli Isola Tiberina – Gemelli de Roma, según ha revelado la agencia italiana ANSA y confirmado la Oficina de Prensa de la Santa Sede, quien sostiene que solamente se ha sometido a «algunas pruebas diagnósticas». En torno a las 12:00 horas «ha regresado al Vaticano».
Solo unas horas antes, durante su catequesis, Francisco ha confesado a los peregrinos que «todavía estoy un poco resfriado», por lo que ha pedido a Filippo Ciampanelli, un sacerdote que ya lo ha asistido en otras ocasiones, «que lea la catequesis de hoy».
Y antes de la audiencia general, en un encuentro privado con obispos de la Iglesia patriarcal de Cilicia de los armenios, el Santo Padre tampoco ha tenido energía para pronunciar íntegro el discurso que había preparado a los prelados, por lo que se les ha distribuido para que lo leyeran.
Según la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Francisco padece desde el sábado 24 de febrero «un caso leve de gripe» que aquel mismo día provocó, «como medida de precaución», que cancelara «las audiencias previstas». Y aunque el domingo 25 se asomó al balcón del Palacio Apostólico para rezar el ángelus con los peregrinos, la Sala Stampa publicó el lunes 26 de febrero que persistían sus «síntomas gripales leves, sin fiebre» y volvió a posponer sus compromisos.
Durante los últimos meses, el Papa ha sufrido bronquitis en diferentes ocasiones. En uno de sus últimos brotes, a finales de noviembre de 2023, se vio obligado a cancelar su viaje a la COP29 de Dubái y llegó a rezar el ángelus desde su capilla en Casa Santa Marta en vez de desde la Plaza de San Pedro. La última vez que estuvo ingresado fue en junio del año pasado, cuando se sometió a una cirugía de hernia abdominal.
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