Herederos de Maradona piden que no se subaste Balón de Oro de 1986

Herederos de Maradona piden que no se subaste Balón de Oro de 1986

Prevista para el próximo 6 de junio en París, los herederos de Diego Armando Maradona (fallecido en 2020) acudieron a la Justicia francesa para frenar la subasta del Balón de Oro que ganó el mítico jugador como mejor jugador del Mundial de México 1986, al estimar que se trata de un objeto robado.

«Los herederos de Diego Maradona me han encargado que recupere el Balón de Oro que le robaron a su padre en Nápoles en 1989. Me han pedido que emprenda acciones legales para que el balón no se subaste el 6 de junio«, dijo este miércoles a EFE el abogado Gilles Moreu, sin dar más detalles.

El galardón se dio por desaparecido durante tres décadas hasta que en 2016 la compró, inadvertidamente, un modesto coleccionista por un precio irrisorio.

De acuerdo con algunas versiones, el «Adidas Golden Ball» que le distinguía como el mejor jugador del Mundial de 1986 fue robado en 1989 de la caja fuerte de un banco de Nápoles, donde Maradona guardaba el Balón, en una acción supuestamente orquestada por la mafia napolitana.

El objeto está previsto subastarse el 6 de junio en la casa Aguttes (Nueilly-sur-Seine) por un precio que podría ser récord superando los 9,2 millones de dólares por los que la casa de subastas Sotheby’s vendió en mayo del 2022 la legendaria camiseta que Maradona utilizó ante Inglaterra en el Mundial de 1986.

La versión del poseedor del Balón de Oro de Maradona

Aguttes, por su parte, aclaró en un comunicado enviado a EFE que «llevó a cabo todas las búsquedas y verificaciones necesarias de acuerdo con las bases de datos disponibles, contactando a las autoridades francesas e italianas» y que, hasta la fecha, «no hay ningún elemento que ponga en tela juicio» al vendedor.

El afortunado coleccionista, el franco-argelino Abdelhamid B., adquirió en 2016 el Balón de Oro de Maradona, junto a otras recompensas apiladas en una caja, a cambio de unas centenas de euros en la sala de subastas parisina Drouot Nord, donde terminan los objetos que no se venden.

Según Aguttes, Abdelhamid B. demostró haber actuado de «buena fe» por lo que, pasados tres años sin una reclamación de parte de los herederos de Maradona, el objeto pertenece legalmente a este pequeño coleccionista.

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