¿Los países felices, son realmente felices?

¿Los países felices, son realmente felices?

Notizulia / Alejandro Perozo (UNICA)

Según una nueva investigación publicada en Scientific Reports, en los países más felices del mundo acontece un curioso fenómeno conocido como el ‘hygge’ donde la elevada calidad de vida se oscurecen por la presión social de la felicidad.

«La felicidad no es un estado de conciencia, sino los momentos irrepetibles de la vida». No es un refrán, sino una frase de Joaquín Sabina. El problema es que en el empeño por buscarla a marchas forzadas, muchas personas de las naciones más felices del mundo se ven abocadas a fracasar.

La presión por el placer, el bienestar y la alegría debilitan la salud mental, tal y como lo descubre un estudio analizado en The Conversation.

Dinamarca encabeza las clasificaciones de países más felices del mundo, un cóctel de factores que obedece a la atención médica y educación gratuita, apoyo a las familias y a la conciliación laboral, jubilación cubierta, las actividades al aire o la conexión con la naturaleza donde existe un contrapeso a las altas cotas de bienestar: las personas que no son felices se sienten más presionadas a serlo.

La felicidad / Cortesía

Un nuevo estudio, publicado en Scientific Reports, arroja algo de luz sobre el fenómeno, y concluye que precisamente es más probable experimentar un bienestar deficiente en los países que ocupan los primeros puestos en los rankings de felicidad internacional.

Colocar el listón muy alto en términos de felicidad propicia que muchas personas no se vean a la altura, desencadenando un efecto opuesto.

«Nuestra investigación anterior demuestra que mientras más personas experimentan presión para sentirse felices y no tristes, más tienden a experimentar depresión»

Explica Brock Bastian, profesor de la Escuela de Ciencias Psicológicas en la Universidad de Melbourne (Australia).

Los anteriores estudios se centraron en regiones concretas como Australia o Estados Unidos, mientras que esta última decidió fijar la lupa sobre los efectos a lo largo y ancho del globo terráqueo, encuestando a 7.443 personas de 40 países sobre su bienestar emocional, satisfacción con la vida (bienestar cognitivo) y quejas sobre el estado de ánimo (bienestar clínico).

Los autores establecieron una comparativa de estas medidas de bienestar con su percepción de la presión social para sentirse positivos

Confirmando las conclusiones de hallazgos previos, al sentir presión para ser felices y evitar la tristeza, la salud mental se resiente. Lo encontrado confirmó los hallazgos anteriores. En todo el mundo, cuando las personas informan que sienten presión para experimentar la felicidad y evitar la tristeza, tienden a experimentar deficiencias en la salud mental: menor satisfacción con su vida, más emociones negativas y mayores niveles de depresión, ansiedad y estrés.

Cortesía SumaFelicidad.com

Colocando en consonancia los resultados con las 40 regiones estudiadas en el Índice Mundial de Felicidad, recopilados por la Encuesta Mundial Gallup, entendieron que la relación entre presión social sobre los individuos y su bienestar es más fuerte en los países líderes, como Dinamarca.
Los resultados no quieren decir que las personas no sean felices en dichos territorios, sino que la presión les conduce a un menor bienestar, es un indicador especialmente predictivo de una mala salud mental.
Las expectativas sociales son evidentes no solo en lo explícito sino en lo sutil, como el mayor contacto social o la participación en actividades placenteras. Cuanto más presume una nación del bienestar, más elevadas son las expectativas sociales que sacuden a las personas más sensibles a padecer problemas de ansiedad o depresión.

«Es bueno ser sensible acerca de cómo nuestra expresión de emociones positivas puede afectar a los demás»

Bastian, recomienda positividad en las interacciones, pero también rebajar el tono y ser consciente de cómo éstas expresiones afectan a los demás.
El autor del artículo también subraya la importancia de responder adecuadamente a las emociones negativas, centrándose en más factores como el significado y la conexión interpersonal. No solo importa la felicidad, sino la apertura y seguridad que se brinda a todas las personas que conforman una sociedad.