La afluencia de dolientes que desean rendir homenaje al papa Francisco superó las expectativas del Vaticano, lo que llevó a mantener la basílica de San Pedro abierta toda la noche. Solo se cerró brevemente en la mañana del jueves para realizar labores de limpieza.
Los fieles hacen fila para ver al pontífice en un sencillo ataúd de madera, y mostrar su profundo respeto y admiración.
El clima en el templo es de solemnidad, con un profundo silencio mientras las personas de diferentes partes del mundo avanzan en una lenta procesión para despedirse del Pastor, quien falleció el pasado lunes.
La experiencia de esperar en la fila permite a los dolientes encontrar un sentido de comunidad en torno al legado de inclusión y humildad que deja Francisco.
Entre los que esperan, Emiliano Fernández, un católico mexicano, expresó su disposición a aguardar el tiempo que sea necesario para llegar a la basílica, destacó su admiración por el papa y la importancia de rendirle homenaje. Reseñan los medios locales.
El feligres recordó cómo su respeto hacia Francisco creció durante la visita papal a México en 2016, y subrayó que vale la pena la espera para mostrar su aprecio por el líder religioso.
Bajo el manto de Maria Santísima y bajo una constante oración los fieles esperan para entrar a dar el último adiós al Papa de la Esperanza.
