Mitomanía, una inclinación a mentir

A veces, decir la verdad es de gran beneficio, pero puede ser negativo en algunas circunstancias de la vida, por eso todas las personas han llegado a “disfrazar la verdad” en algún momento; sin embargo, cuando las mentiras son más frecuentes podría tratarse de una enfermedad: la mitomanía.

María Elena Sánchez, directora del Posgrado de Psiquiatría LUZ y jefe del departamento de ciencias de la conducta de la facultad de medicina del Zulia, la definió como una tendencia que tiene la persona a decir mentiras “(en su personalidad) presentan algunas alteraciones que impiden de alguna u otra manera evaluar bien la verdad que los rodea”, explicó Sánchez , quien indicó además que “el hábito de estas personas en mentir es compulsivo y el individuo tiende hacer uso de la mentira de manera instrumental con la finalidad exclusiva de lograr sus objetivos”.

 

El 80% de las personas que mienten constantemente presentan baja autoestima y temor al rechazo en la sociedad.

Muchos mitómanos se ocupan de fabular y exageran sus logros amorosos, sociales y laborales. María Zabala, directora del Hospital Psiquiátrico de Maracaibo y coordinadora regional de salud mental, define este trastorno en dos aspectos: mitómanos patológicos que “presentan una estructura desordenada de la personalidad y tienden a ser sociópatas” y los pseudofantasías que son “aquellos recuerdos del pasado que tienden hacer exagerados con la finalidad de llamar la atención”. No obstante, mentir no es extraño. Muchas personas mienten con mayor o menor fluidez; pero, ¿cómo diferenciar a un mitómano de un simple mentiroso?

La especialista Yeraldine González, realizó un trabajo de investigación para el posgrado en psiquiatría, titulado mitomanía y trastornos de la personalidad en el que describe las características y figura del mentiroso, “No es muy difícil descubrir a un mitómano de un simple farsante a pesar de que tienen una gran facilidad de convencer, pero cuando lo que han dicho no se demuestra y la mentira se repite paulatinamente ya la persona se da cuenta que están mintiendo con facilidad”, Explicó. De igual forma, la especialista María Zabala plantea que la diferencia entre mitómano a un simple mentiroso es que este último  “crea las mentiras con el propósito de protegerse de algún acontecimiento social que lo perturbe”, es decir, miente con una finalidad; mientras que el mitómano “desfigura la realidad, fantasea y siente cosas que realmente no suceden”, precisó.

Son varios los factores que podría originar este trastorno, comenzando desde simples mentiras blancas en la niñez. Zabala, aseguró que los niños mienten con más frecuencia debido a que “hay una etapa en el desarrollo sucesivo en el infante” y es normal que empiecen a mentir puesto  que “tienen extremadamente grandes sus utopías”; sin embargo explicó, que es de gran importancia que las fantasías creadas por los niños, como los famosos “amigos imaginarios” no sean alimentados por sus padres, añadió.

Por otro lado, La psiquiatra María Sánchez explica que en los adultos pueden presentarse estos síntomas o síndromes debido “al trastorno sociopático de la personalidad (conducta antisocial)”, y alguno de ellos por no tener un trastorno bien definido por falta de autoestima, afirmo Sánchez quien indicó además que el mitómano adulto no siempre miente “con la finalidad de dañar o tener un beneficio en términos económicos” sino en beneficio de querer alimentar el aprecio interno de sí mismo.

 Por suerte, esta enfermedad podría ser tratada con la ayuda de especialistas, a través de psicoterapias con el objetivo de investigar el tipo de mitomanía que padece. La especialista Johanna Ramírez, explica que en algunos casos, el paciente puede no estar consciente de su enfermedad; sin embargo, aclaró que para los especialistas es fundamental que “las personas mitómanas tengan conocimiento de su enfermedad y estar dispuestos a resolver todos los conflictos psicológicos que hayan llevado al paciente a llegar a ese estado”.

FRANCIA ROMERO/NOTIZULIA

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