El presidente del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) Maikel Moreno, se refirió este jueves a los magistrados del tribunal instaurado por la Asamblea Nacional que ahora ejerce funciones desde el exilio, acusándolos de ser “una carroza de acomplejados que avergüenza al gremio del Derecho”.
Estas declaraciones surgieron durante su discurso en la Conferencia Magistral “Venezuela ante el Nuevo orden Mundial”, donde trató además el tema del “injerencismo internacional”.
Moreno, criticó el accionar de estos magistrados y señaló que “ellos mismos, saben que el disparate que hacen no tiene argumento ni efecto jurídico, simplemente han querido mantenerse en la palestra azuzados por quienes están detrás de ellos y que han orquestado esta patraña ilegal”.
De la misma forma, condenó que la exfiscal general de la República Luisa Ortega Díaz, apoye al grupo de abogados e intente “usurpar ante los ojos del mundo un cargo que no le corresponde, y sostiene peticiones ridículas ante un pseudo grupo que se hace llamar TSJ en el exilio”.
Por otro lado, declaró que al momento de que esta se declarara en rebeldía contra el gobierno, personas se le acercaron para pedirle que tomar el mismo rumbo y apoyara su posición. “Hay quienes se me acercaron para que asumiera la misma posición apátrida y genuflexa de quien fungía como Fiscal General de la República”, dijo.
En tal sentido, solicitó públicamente al fiscal general de la República, Tarek Wiliam Saab, “que asuma el deber histórico de perseguir con la ley a este circo de delincuentes que deambulan por el mundo, queriendo mancillar la institucionalidad democrática del país”.
Sanciones
En cuanto a las sanciones impuestas recientemente por los gobierno de Panamá y Suiza, consideró que son acciones “tristes y lacayas”. “Reto a esos países que coloquen cuenta alguna, o bien adquirido por mí, para que así se alejen de la cobardía y le hablen al mundo con transparencia”, añadió.
Al mismo tiempo, el presidente del TSJ reiteró “las acciones de Panamá y Suiza son evidentemente una agenda golpista. Es una forma sistemática de socavar las estructuras de un Estado para llevarlo al límite y destruir su forma republicana”.
Sobre la situación de Venezuela y sus relaciones internacionales dijo que el Estado está “en presencia de un bloque estructural de intereses económicos mundiales que cada vez sienten que los pueblos del mundo alzan sus voces para enfrentarse a la opresión que han vivido por siglos”.
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