Los aumentos al salario mínimo decretados por el presidente Nicolás Maduro, siguen siendo rotundamente rechazados por gran parte de la población a consecuencia de que no soluciona la real crisis de carestía y escasez, sino que, por el contrario, cada vez que surge una aumento de estos, los precios de productos se disparan al triple ocasionando una merma cada vez mayor en la capacidad adquisitiva de la población.
A pesar de que el comercio no ha reiniciado sus labores al 100 % después de recibir el 2018, los vendedores informales que abrieron al público, mostraron un aumento de 10 mil bolívares en cada producto de la cesta básica alimentaria.
Antes del 31 de diciembre, se podía conseguir un kilo de arroz en Bs. 40.000, pagándolo en efectivo. Hasta ayer el precio del arroz –que varía o cambia tan solo de la mañana a la tarde- se ubicaba en Bs. 50.000. Otro de los rubros que sufrió un “leve” incremento fue el azúcar, que antes del último de diciembre se ubicaba en 40 mil bolívares, ayer se adquiría por 50 mil.
El salario integral se ubicaba en 456 mil bolívares hasta el 31 de diciembre, actualmente se encuentra en Bs. 797.510, representando un incremento de 341 mil bolívares, un total de 11 mil 366 bolívares diarios en el sueldo integral de un trabajador.
Este monto no cubre los valores actuales de los rubros alimenticios en comparación a la semana pasada. Gustavo Álvarez, contador público, aseguró que “la inflación y los revendedores no permiten que el aumento del sueldo se vea positivo para los ciudadanos, porque si se aumentan mil, ellos (bachaqueros), aumentan dos mil y hasta más”, expresó.
Desde su perspectiva, el Gobierno debe “buscar la manera de controlar los precios que perjudican al pueblo, porque aumentan a diario”.
Las medidas económicas adoptadas por el Gobierno «siguen siendo inútiles» señaló la doctora en Ciencias Políticas y trabajadora social, Carmen Maurera.
«Por una parte, el Gobierno no termina de sincerarse para adoptar las medidas ultra recomendadas por expertos desde dentro de su esfera de poder y desde fuera, sigue el inútil control cambiario que se traduce en un mecanismo de control para el Gobierno ejercer el dominio de los factores de producción y distribución y de esta forma seguir adelante con el negoción que tienen con la importación y la economía de puerto y es que mientras este Gobierno siga al frente, nada cambiará, porque el negocio de ellos se fundamenta en acabar con la producción nacional -que genera bienes, servicios y riqueza- y sustituirla por la importación de la cual se lucran los altos funcionarios del poder, de manera que los cambios vendrán con un nuevo gobierno, pero por otro lado, las gestiones en materia económica han sido inútiles, la Sundde es un organismo inútil que solo amedrenta al productor privado y al comerciante, le roba sus productos cual Robin Hood para regalarselo a los pobres, el contrabando de extracción sigue su curso cada vez con más fuerza impulsado desde las esferas militares y los bachaqueros grandes y pequeños son quienes impulsan aquí la dinámica económica; abundan los minimercados que venden a precios de atraco sin que haya control sobre eso y cada día te consigues con más vendedores en mesas puestas en las calles o en las viviendas y venden a precios de hiperinflación y exigen además que sea en efectivo el pago, es un círculo vicioso, una cadena con eslabones, uno más dañino que el otro, todo lo cual implica que un gobernante enfrente tal situación poniendo muy por debajo el costo político que esto pueda tener».
La exdocente universitaria manifestó preocupación, pues, no se aprecia una salida clara a la crisis, no se observa desde la trinchera opositora una real oposición sino más bien una conducta «entreguista y desorientada» y vislumbra un año 2018 muy violento para Venezuela.
NOTIZULIA / Con información de Versión Final
