La entrada formal en hiperinflación desde el cuarto trimestre del 2017 ha disminuido rápidamente el poder adquisitivo del salario de los venezolanos, lo cual progresivamente irá disminuyendo la efectividad de los mecanismos de programas sociales y subsidios directos que implementa el gobierno, tanto con los “bonos protectores” como los aumentos salariales.
Parte de la búsqueda de sostener cierto control social y garantizar un abastecimiento “estable” de bienes básicos, ha sido canalizado a través del default de la deuda externa, la cual ya acumula $4.460 millones en retraso de pago de intereses, cuyos recursos están siendo utilizados para las importaciones públicas.
En efecto, contradictoriamente a lo esperado, las importaciones durante el primer cuatrimestre del 2018 han aumentado 15%, según nuestras estimaciones, para un total de $4.964 millones en comparación con los $4.328 millones en el mismo periodo del año pasado. De dicho total estimamos que 75% fueron para importaciones públicas y apenas 25% para las privadas. Lo más alarmante es que, considerando las asignaciones oficiales del Dicom durante el primer cuatrimestre, del total de importaciones del sector privado, cerca de 91% fue realizado con dólar no oficial, lo cual explica en buena medida la velocidad de la inflación que estamos viviendo.
Considerando el flujo de caja proyectado para los próximos meses, para cumplir sus obligaciones de deuda el gobierno necesitará de fuertes recortes de importaciones públicas (aproximadamente 45% menos que lo estimado durante el primer semestre 2018) y de operaciones financieras para liquidar activos (principalmente oro de las reservas internacionales). Sin embargo, encontrar actores para realizar esta última operación, se ha puesto muy cuesta arriba para no decir que imposible.
NOTIZULIA / Banca y Negocios