Se recrudece otra vez la violencia en el este de Ucrania

Desde que el domingo por la mañana las milicias prorrusas de la autoproclamada República Popular de Donetsk lanzaran una potente ofensiva contra las posiciones del Ejército ucraniano en las localidades de Avdéyevka y Yasinovátaya, la situación sobre el terreno no ha cesado de agravarse. Vuelve a acelerarse el conteo de muertos y la destrucción de infraestructuras. El presidente ucraniano, Piotr Poroshenko, ha tenido que suspender su visita a Alemania y regresar a Kiev para ponerse al frente de la célula de crisis.

El Cuartel General de las tropas ucranianas en la zona ha asegurado hoy mediante un comunicado que «Avdéyevka ha estado siendo bombardeada masivamente durante la noche con misiles Grad por las fuerzas de ocupación». El parte castrense habla de muertos, heridos y viviendas derruidas, aunque sin especificar cifras concretas.Avdéyevka se encuentra a unos 15 kilómetros al norte de Donetsk, capital de la provincia que lleva el mismo nombre, mientras que Yasinovátaya, también alcanzada por las bombas, está un poco más al este. Ambas poblaciones forman parte del «cinturón» creado por el Ejército ucraniano para aislar a los rebeldes e impedir que puedan avanzar hacia el norte y el oeste.

La Cancillería ucraniana responsabiliza del agravamiento de la situación a las «fuerzas terroristas rusas», a las que acusan de «crímenes de guerra» y de haber acabado con la vida de ocho militares ucranianos y dos civiles. Cifra en 26 el número de heridos entre sus soldados. Los separatistas, sin embargo, dicen haber producido 78 bajas a las tropas de Kiev y ser ésa la razón que ha obligado a Poroshenko a volver precipitadamente a Ucrania.

Llamado a la UE y EE UU

El presidente ucraniano hizo el lunes desde Berlín un llamado a la Unión Europea y a Estados Unidos para que intensifiquen la presión sobre el presidente Vladímir Putin para forzarle a negociar con Kiev y a abandonar su actitud hostil, incluso ampliando el actual régimen de sanciones si fuera necesario. Por su lado, la canciller alemana, Angela Merkel, reconoció que el alto el fuego vigente en el este de Ucrania «ha sido roto». Según su opinión, la situación es «preocupante».

No obstante, cada vez son más las voces, tanto en EEUU como en la UE, que claman a favor de levantar las sanciones a Rusia. En este contexto, la ex primera ministra ucraniana, Julia Timoshenko, líder de la formación Batkívshina (Patria), ha partido para Washington con el objetivo de presentar a la Administración de Donald Trump un «plan de paz» para acabar con la violencia en las regiones separatistas ucranianas de Donetsk y Lugansk. Timoshenko espera lograr el respaldo de EE UU a su iniciativa.

Las autoridades ucranianas y la élite política temen que el mundo les olvide y el conflicto en el este del país quede «congelado» como ha sucedido en los casos de Transnistria, Abjasia, Osetia del Sur o Nagorno-Karabaj. Kiev exige que se cumplan los acuerdos firmados en Minsk (Bielorrusia) en febrero de 2015, que contemplan la celebración de elecciones locales con participación de todos los partidos existentes en Ucrania, la retirada de todas las fuerzas «extranjeras» de la zona y la devolución del control de la frontera con Rusia. Moscú y los separatistas prorrusos, a su vez, acusan a Kiev de no promover las leyes de autonomía que también recoge lo pactado en Minsk en favor de los dos enclaves rebeldes.

El cumplimiento de lo acordado en Minsk es la condición exigida por Occidente para levantar las sanciones a Rusia. Según datos facilitados por la ONU, desde que comenzó la guerra en el este de Ucrania, en abril de 2014, han muerto más de 10.000 personas.

 

NOTIZULIA / La Verdad.es

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