Venezuela amanece con mismo Presidente y misma crisis

El Consejo Nacional Electoral (CNE) ofreció los resultados oficiales de las elecciones presidenciales de este domingo, 20 de mayo, dando como ganador y reelecto por seis años más al presidente Nicolás Maduro Moros, con un 60 % de los votos obtenidos en un porcentaje de participación del 47 %, lo que se traduce en casi 6 millones de votos a favor del candidato oficialista.

Minutos antes de ofrecerse el balance irreversible del CNE, los candidatos Henri Falcón Fuentes y Javier Bertucci se pronunciaron desde sus comandos admitiendo la derrota y criticando severamente el proceso electoral.

El primero de ellos, tajantemente dijo desconocer las elecciones donde participó como candidato opositor: “Aquí no ha habido elecciones, nosotros desconocemos totalmente este proceso y todo lo que mane de él, porque se rompió el acuerdo de garantías y se violó flagrantemente la Constitución y las leyes electorales, en consecuencia nosotros no convalidamos el proceso electoral y sus resultados (…) En Venezuela hay que celebrar nuevas elecciones en igualdad de condiciones, con plenas garantías y con total apego a la ley”.

El segundo fue poco más cantinflérico: “Si el margen de diferencia obtenida por el candidato del Gobierno es amplia y se demuestra que dicha ventaja no se contrarresta con la cantidad de votos obtenidos mediante la coacción, entonces valientemente hay que reconocer, pero si el margen es estrecho no reconoceríamos la elección, porque el proceso estuvo sumamente viciado (…) Si el candidato presidente es reelecto, aquí habrá una catástrofe, el país se le saldrá de las manos, porque Venezuela no aguantará con esta crisis hasta diciembre, respiremos fuerte y armémonos de valor”.

La noche transcurrió con jolgorio chavista-madurista en las adyacencias del Palacio Presidencial de Miraflores, en Caracas y muy poca celebración en el interior del país. Unas elecciones marcadas por más del 60% de abstención y profundamente criticada y desconocida por una importante cantidad de países de la comunidad internacional avizora, para el presidente electo y para el país, tiempos de profundización de conflictos, principalmente porque este lunes, 21 de mayo, Venezuela amaneció con el mismo presidente y la misma crisis cada vez más acentuada.

Siete elementos de la crisis

Hambre, pobreza, violencia, escasez. Todas esas palabras describen la situación actual de Venezuela. El Gobierno de Nicolás Maduro no encuentra la manera de recuperar la economía que es la piedra filosofal de todo este meollo y cada día cientos de venezolanos dejan el país sin planes de regresar. ¿Cómo se llegó a esta situación?  

1. Caída del petróleo

La economía venezolana depende de la venta del crudo. Entre 2013 y 2014, el precio internacional por barril superaba los 100 dólares, pero en 2016 llegó a 26 dólares, el nivel más bajo en los últimos 12 años. Actualmente, se encuentra alrededor de los 56 dólares. El economista de Barclays Capital, Alejandro Arreaza, dijo a CNN Español que en 2014 el petróleo significaba para Venezuela ingresos por 75 mil millones de dólares, pero que el año pasado esa cifra cayó hasta los 27 mil millones. Tal caída, entre otras cosas, obedece a la desprofesionalización de la principal industria del país Petróleos de Venezuela Sociedad Anónima (PDVSA) que a decir de expertos como el economista y consultor petrolero Orlando Ochoa, se convirtió en un comando de campaña política permanente asumiendo funciones que nada tienen que ver con la producción del crudo y sus derivados y dejando de lado la inversión en maquinarias, equipos, insumos y estaciones petroleras. La obsolescencia de las instalaciones petroleras y la galopante corrupción se tragan a PDVSA afirma el dirigente sindical petrolero y diputado (AN) Raúl Párica.

2. Falta de alimentos

Como el Estado tiene cada vez menos dinero, ya no puede pagar por la importación de ciertos productos como la leche, la harina, el huevo y algunas medicinas. Por eso las estanterías de muchas tiendas están vacías. Ya son famosas las imágenes de las largas colas fuera de las panaderías y de las tiendas casi sin productos para la venta.

«Yo creo que vamos al desenlace (de la crisis). No veo forma de que esto se sostenga en el tiempo”: Henrique Capriles, ex candidato presidencial y líder de un sector de la oposición.

No obstante, la raíz de la crisis alimentaria es la casi nula producción nacional. Los productores no tienen acceso a las divisas para producir alimentos ni medicinas y de ello se desprende que el Estado dependa exclusivamente de la economía de puerto, que dicho por el profesor de la UCV y economista Carlos Hermoso, “es el gran negocio de donde les queda dólares a granel al pequeño grupo que maneja el tema de las importaciones, que vienen siendo los mismos funcionarios del Gobierno y del alto mando militar”.

3. Devaluación de la moneda

En 2015, un dólar valía 175 bolívares, en 2017 el mismo billete puede superó los 14 mil bolívares y actualmente un dólar equivale a 1 millón de bolívares, una hiperinflación sin precedentes. Según cifras de S&P, citadas por Bloomberg, se prevé que la inflación de este año alcance el 950%, e inclusive que supere ya el 1 mil 500% Los precios se han disparado y el sueldo promedio es insuficiente. La encuesta sobre Condiciones de Vida en Venezuela 2016 (Encovi) reveló que más del 80% de venezolanos vive debajo de la línea de pobreza y que un tercio de la población come menos de tres veces al día. Hoy se requieren más de 50 salarios mínimos para adquirir los productos de la Canasta Básica Familiar (CBF) que se sitúa en 140 millones de bolívares, cuando el salario mínimo integral no llega a los 3 millones de bolívares.

El estudio publicado por la Universidad Central de Venezuela, Católica Andrés Bello y Simón Bolívar, y varias ONGs, difiere de las cifras oficiales. La administración de Nicolás Maduro ha dicho que la pobreza se está reduciendo y en 2016 ubicó la cifra por debajo del 22%, cuando se sabe que más del 80% de la población está empobrecida.

4. Crisis política

La crisis política está marcada por dos elementos fundamentales, por un lado la hegemonía chavista-madurista a través del control absoluto de poderes fundamentales como el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) último intérprete de la Constitución Nacional, el Consejo Nacional Electoral (CNE) cuya rectoría es pro-gobierno en casi su totalidad, el Ministerio Público, donde destituyeron a la Fiscal General de la República, designada por el Parlamento oficialista y la sustituyeron con Tarek William Saab, un chavista ultranza y por otro lado la división y disgregación de la oposición, alentada con mucha inteligencia y astucia por el Gobierno. Ahora el sector oposición, en sus peleas internas y desacuerdos, cuenta con el descrédito de la población y la apatía de sus seguidores. No logró aglutinar y transformar en acción social la crisis, sino que alentó la entrega del país al chavismo a través, entre otras cosas, de la diáspora más impresionante de este tiempo. La oposición asegura que Venezuela vive una dictadura. El régimen chavista gobierna desde 1999. Hugo Chávez ganó cuatro procesos, tres de los cuales fueron cuestionados por la oposición.

Tras la muerte de Chávez en 2013, el entonces vicepresidente Nicolás Maduro asumió el cargo y ganó ese año las elecciones presidenciales en un proceso que fue calificado como un fraude. El político opositor Leopoldo López fue condenado a 13 años de prisión por convocar y liderar una marcha que terminó con la muerte de 40 personas de ambos bandos en las calles. Su esposa, Lilian Tintori, ha denunciado que el gobierno lo ha sometido a torturas en la cárcel, hoy está purgando condena bajo la condición de casa por cárcel.

«Estamos en el centro de una crisis revolucionaria. Que nadie le tenga miedo a esas palabras. Venezuela necesita una revolución económica para el parto de una nueva economía, de un nuevo modelo, de un nuevo tiempo, de una nueva fuerza productiva, y los actores de esa revolución estamos aquí»: Nicolás Maduro, presidente de Venezuela.

El uso de la maquinaria del Estado, los programas sociales y beneficios económicos de estos programas para «comprar» votos se ha vuelto una práctica. «El uso del carnet de la patria que es un instrumento del Estado, que forma parte de un programa social del Estado y toda su plataforma tecnológica que es del estado, al servicio de un partido político, donde cada carnetizado se acercaba al punto rojo, su carnet era escaneado para verificar si acudió a votar para posteriormente depositar 10 millones de bolívares, eso se llama chantaje, eso es un ilícito electoral y peculado de uso», expresó Henri Falcón, excandidato presidencial.

5. Protestas en las calles

Luego de tres períodos bajo el control chavista, en 2015 la oposición obtuvo la mayoría de los escaños en el Congreso. Sin embargo, Nicolás Maduro convocó este año a un proceso electoral para elegir una Asamblea Nacional Constituyente, que se encargará de introducir cambios en la Constitución. Distintos políticos, analistas y organizaciones civiles criticaron que este proceso haya sido aprobado sin un referéndum previo.

Esto desencadenó nuevas protestas en todo el país que terminaron con más de 120 muertos. Sin embargo, la Asamblea fue elegida el domingo 30 de julio y su conformación es absolutamente chavista. El mayor problema es que la Constituyente tiene la potestad de disolver el Parlamento si lo cree necesario y aunque en la forma no lo han hecho, en el fondo sí. El TSJ decretó que la AN estaba en desacato y por ende todos sus actos son nulos de toda nulidad. La condición “plenipotenciaria” de la ANC, al entender del chavismo, la faculta para cumplir las funciones que un parlamento en desacato no puede cumplir y así, de un solo golpe, la ANC pasó a sustituir definitivamente a un Parlamento que hoy parece de utilería.

6. Cerco a los medios de comunicación

«En 2016, todas las condiciones del ejercicio del periodismo en Venezuela estuvieron comprometidas y fueron infiltradas para restringir este oficio, en mayor o menor medida», indicó un reciente informe publicado por el Instituto Prensa y Sociedad de Venezuela (IPYS). La oposición denuncia desde hace más de una década que el chavismo ha recortado la libertad de prensa en el país (y que lo sigue haciendo).

En otro informe titulado Propietarios de la censura, IPYS también denunció que en los últimos cinco años, al menos 25 medios fueron vendidos a empresarios vinculados con el gobierno. Este proceso devino en el cambio de línea de los medios, ahora menos críticos con la gestión de Maduro.

A inicios de 2017, el gobierno venezolano ordenó a las operadoras de cable cortar las señales de CNN y CNN Español porque ambas «incitan al odio».

7.- Incertidumbre y anomia

Como consecuencia de los seis anteriores elementos, Venezuela se ha convertido en un pueblo sin ley. Impera el llamado “enchufado” es decir, personas o grupos que tienen estrecha conexión con el chavismo y con el Gobierno y por ello tienen luz verde para delinquir y abusar. Así, pues, no hay un aparato institucional que haga cumplir las leyes en igualdad de condiciones para todos, la ley siempre beneficiará al “enchufado” y castigará al disidente. El deterioro de los servicios es evidente y con él el deterioro de las ciudades, el estancamiento del comercio, el marcado destartalamiento de la infraestructura urbana, ciudades atiborradas de basura, gente transportándose en camiones como ganado, cada quien parece hacer lo que le da la gana sin que exista contraloría sobre sus actos. Semáforos inservibles, el llamado bachaqueo, que no es otra cosa que el contrabando de alimentos para luego revenderlos a precios dolarizados, la venta indiscriminada y vía contrabando del combustible, la caída abrupta del parque automotor, las condiciones paupérrimas de los aeropuertos, puentes, carreteras, redes hospitalarias, escuelas, universidades, todo lo cual se traduce en un país 100 por ciento anárquico y acéfalo y con un destino incierto. La incertidumbre llegó para quedarse en una Venezuela inestable donde nunca se sabe qué pasará mañana.

NOTIZULIA / Investigación / Con información de CNN

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