Representantes de ACNUR en Brasil y Colombia y de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en América del Sur y Colombia participaron hoy en un debate en Bruselas con el fin de analizar la situación de Venezuela y plantear respuestas a su situación.
Uno de los principales destinos de los ciudadanos que salen de Venezuela es Brasil, según Isabel Márquez, representante de ACNUR en ese país, quien dijo a Efe que «en los dos últimos años más de 111.000 personas (…) han entrado en Roraima, un estado del norte de Brasil».
Márquez añadió que «más o menos un 60 % continuaron su viaje y 40 % se quedaron dentro del país, por la situación geopolítica de Roraima, y muchos de ellos quedaron en una situación de extrema vulnerabilidad».
La misma experta indicó que desde el mes de marzo el Gobierno brasileño estableció una «respuesta de emergencia», consistente en un comité con ocho ministerios, con apoyo de las Naciones Unidas y de la sociedad civil, financiado por el Ejecutivo, «para atender las necesidades más prioritarias de los recién llegados».
No obstante, recordó que las necesidades más importantes que tienen «es la protección y la documentación» y consideró que en ese sentido Brasil tiene una política de asilo y de inmigración muy «generosa», ya que en el momento en que se registran tienen acceso efectivo a la educación, a la salud y a un permiso de trabajo.
Por su parte, la jefa de la misión adjunta de la OIM en Colombia, Ana Durán, aseguró a Efe que los flujos migratorios venezolanos «están entrando en Colombia, porque es la primera frontera».
Durán fue una de los ponentes de este debate, en el que destacó que «la OIM está dando apoyo al Gobierno para poder hacer frente a la situación, sobre todo porque vienen para gestionar servicios de salud y trabajo temporal», y para que no represente un «golpe para los países y comunidades receptoras».
En este sentido, afirmó que existen tres tipos de inmigración: «Los que entran y salen, y aproximadamente son 45.000 personas diarias que entran a Colombia, ya sea que necesitan algún tipo de servicio, comprar alimentos o medicamentos; 43.000 personas que vuelven, pero también hay inmigración con intención de quedarse».
«Hay que poner en conocimiento de la comunidad europea qué es lo que está ocurriendo en la región, dar números, algunas estadísticas, qué tipo de apoyo están recibiendo los gobiernos, porque si bien son muy abiertos a estos flujos, también hay que decir que tienen recursos limitados», añadió.
Luchar contra la explotación, el abuso, la violencia, la trata de personas y la discriminación se plantearon como desafíos pendientes.
En este sentido, el director regional para América del Sur de la OIM, Diego Beltrán, resaltó que la mayoría de venezolanos que han dejado el país se encuentran en una situación irregular, y por lo tanto son «más vulnerables a cualquier forma de explotación, abuso, violencia, trata y discriminación».
En relación a la educación, el director del Consejo Noruego para los refugiados en Europa, Edouard Rodier, añadió que «el 25 % de los jóvenes que llegan a Colombia procedentes de Venezuela no acceden a la educación» y resaltó que «es tiempo de ayudar y apoyar a las víctimas de esta región».
NOTIZULIA / EFE