¡ASOMBROSO! El recorrido ilegal de un fármaco

Granitos de café se mueven. Como hormigas. Eso cree ella. Quiere atraparlos y cocinarlos. Bebérselos. Si pudiera tomárselos envuelta en una sábana y mirando a un lugar jo, mejor. Ahora, los puntos de café se descomponen como ella, que convulsiona. Mónica ya necesita tomar Alpraham y Tegretol.

Porque el Tegretol suena cual cascabel de serpiente, Justin envuelve cada blíster con papel periódico hasta cerciorarse de que no se produzca sonido alguno. Sella la envoltura con cinta adhesiva, mete el paquete en una caja de zapato y ciñe con más papel. En las compañías de envíos creen que son decoraciones de madera.

Justin tiene una identidad construida en redes sociales. Puede que sea hombre. O no. Es gerente de una de las sucursales de la Botiquería en Maracaibo, donde no hay sistema biométrico que restrinja las compras, también es administrador de @FarmaYA.

Justin desconoce el estado de salud mental y física de Mónica, quien no duerme si no es con la píldora. Su hija le abrió una cuenta en Instagram.

Es domingo. Mónica despierta a su hija antes del sol. Ha dormido poco. Justin amaneció bien. El día anterior, ya muy noche, fue a un estacionamiento público a encontrarse con el empleado de laboratorios Cobeca que le suministró cinco cajas de Alpraham y tres de Tegretol. Mónica, en ese momento, le daba click a las etiquetas #antidepresivos y #anticonvulsivos. Justin pagó por cada caja de Clonac 9 mil bolívares, y por las de Tegretol, 6 mil. Mónica dio con la cuenta @FarmaYA. Hizo el contacto.

Como hemorragia difícil de controlar, se desvían fármacos de los canales convencionales de comercialización en Venezuela. Las droguerías de las clínicas privadas “secuestran” parte de los medicamentos para facturarlos en los servicios privados de salud a precios altos, y las de maletín son las fuentes del bachaqueo. Eso lo a rmó Eduardo Samán, farmaceuta y creador de la página Arsenal terapéutico, en su conferencia Los medicamentos y la estafa del pueblo.

La desviación en la distribución de medicinas es un hecho.

—En la semana del 7 al 13 de octubre se revela que las diez droguerías tradicionales solo distribuían el 70 % de los medicamentos de la red privada, y el otro 30 % estaba atomizado en 180 droguerías registradas y activas (…) Entre los laboratorios que movilizaron más medicamentos esa semana se encontraban, en primer lugar, LETI S.A.V, seguido por SM Pharma C.A y Klinos-Roemmers (…) habían movilizado cerca de 5 millones 200 mil unidades de fármacos.

El principal productor de medicinas en la nación es laboratorios Cobeca, propietarios de la cadena de Farmacias Saas y la franquicia Botiquerías.

La Federación Farmacéutica Venezolana emitió un comunicado el año pasado re riéndose a este detalle: —Para ellos lo importante es abastecer su cadena de farmacias y alimentar el monopolio de la dispensación del medicamento (…) Razón por la cual siempre se ha cuestionado que las droguerías tengan farmacias— sentenció su presidente, Freddy Ceballos.

El Instituto Nacional de Higiene Rafael Rangel es el organismo que el Ministerio de Salud designó para evaluar que los fármacos introducidos en el mercado nacional cuenten con Registro sanitario. De no someterse a este procedimiento, se violarían los artículos 18 y 58 de la Ley de Medicamentos, en donde se prohíbe el expendio de medicinas no registradas en el país.

En las compañías de envíos no saben que Justin vende medicinas. Los granitos de café siguen ametrallando la visión de Mónica. Justin pre ere hacer sus envíos con una compañía en la que no revisan los paquetes. Mónica le envió un mensaje directo para pedirle sus datos bancarios.

Pero Justin no usa su cuenta. Si en la farmacia donde trabaja se enteran de que tiene contacto con un empleado de Cobeca, lo despiden.

La Ley de Medicamentos, en su artículo 75, establece como multa entre 185 y 370 unidades tributarias para quienes elaboren, fabriquen, exporten, importen y distribuyan medicamentos sin autorización. En los dos artículos siguientes, se determina que el Ministerio de Salud podrá solicitar la apertura de investigaciones conforme a la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos. La pena es prisión: de seis meses a tres años.

Justin varía de cuenta. A veces da la de su hermana, otras las de conocidos. No trabaja con efectivo.

—Esto viene con salvoconducto del Gobernador. Lo dice un funcionario.

—Esto no puede entrar aquí si no tiene el Registro Sanitario. Pero el cargamento entra. Francisco Arias Cárdenas se basa en el Decreto Presidencial de Emergencia Económica para “asumir que Maduro lo autoriza a implementar medidas para colocar bienes esenciales en el mercado interno del Zulia, entre ellos, medicinas (…)”. Freddy Ceballos denunció el caso en un comunicado de la federación. El problema, sentencia, es el dominio ilícito farmacéutico.

La Organización Mundial de la Salud plantea que el incremento en el mundo de la circulación de medicamentos adulterados responde a dos fenómenos: aumento de las compras de fármacos por internet y en contextos de escasez. En Venezuela se cumplen ambas condiciones.

Justin no piensa demasiado en los riesgos cuando intenta que las píldoras de Tegretol que le enviará a Mónica no suenen al chocar con el aluminio del empaque. Si pudiera empacarla una por una, lo haría. Granitos de café. Mónica. Las convulsiones, el trastorno bipolar. Los ingresos mensuales de Justin. La fuga de medicamentos… la salud pública se hunde.

 

NOTIZULIA / Versión Final

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