No es algo de lo cual haya que sorprenderse. Nicolás Maduro va a una reelección y a pesar de que sus logros y triunfos electorales llevan consigo el sello de su benefactor político, el desaparecido Hugo Chávez, el nuevo discurso del nuevo líder de la revolución apunta hacia reeditar “desde cero” el “proceso” lo cual significaría un deslinde total de todo lo que se parezca a chavismo y abrirle paso de manera concreta y tajante al “madurismo” como nueva base filosófica y práctica de la revolución.
Y es que, de ganar Maduro –y todo apunta a que ganará- el propio jefe de Estado ha prometido “comenzar todo de cero” refundar la revolución ahora con sello propio. Al menos eso consideran los especialistas.
“Vamos a un nuevo comienzo, a un gran cambio, a una renovación de la revolución bolivariana”, con esta promesa inició su gira nacional electoral 2019-2025 el presidente de la República y candidato a la reelección, Nicolás Maduro, el pasado 23 de abril de 2018, desde Ciudad Bolívar.
El mismo día, en el estado Barinas, reiteró: “Hay que hacer la revolución de raíz, de nuevo, cambiar todos los mecanismos que tengan que ser cambiados, renovar los métodos de trabajo, después del 20 de mayo ustedes van a ver a un presidente nuevo”.
“Si Maduro fuera reelecto, pasaríamos a otra etapa donde probablemente él pueda simbólicamente, matar al padre. En los primeros años él estaba muy atado a la figura de Chávez, pero ahora impulsa algo que tiene su sello, que es un poco lo que ha venido haciendo”, opina Andrés Cañizález, profesor e investigador de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).
El catedrático cree que desde el punto de vista simbólico podríamos entrar a otra fase política, donde “el chavismo quedaría rezagado y en la lucha de poder que hay en el partido oficialista, Maduro, de resultar triunfante como presidente, lograría imponer una corriente madurista, con todas las de la ley”.
“Lo que hoy estamos viendo de alguna manera es el declive de ese chavismo asociado físicamente a la gura de Chávez, probablemente estamos en presencia en un futuro de varios chavismos, así ocurrió por ejemplo con el peronismo en Argentina, donde en buena medida dio a lugar a varias corrientes que han creado partidos y movimientos”.
Para Cañizález, en la medida en que la gente que es opositora al Gobierno se reivindica como chavista, como los exministros de Chávez y todo el grupo de izquierda afecto al chavismo originario, estaríamos hablando, incluso desde la oposición, de que habrá o podrían existir varias corrientes del chavismo, indica.
Según el especialista, parte de lo que observaremos con la elección del 20 de mayo próximo, si Maduro logra tener un espacio propio que no sea solamente dependiendo de la gura de Chávez, es que se podrá votar tanto con la tarjeta del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), que es la tarjeta de Chávez, pero que en la práctica controla Diosdado Cabello, y la nueva tarjeta Somos Venezuela.
“Ahí vamos a tener un termómetro de cuán fuerte será el liderazgo de Maduro, de acuerdo a los votos que saque”.
Se trata, desde la óptica del catedrático, de una apuesta que Maduro está haciendo, para saber si efectivamente logra consolidar un proyecto que está inspirado o viene del chavismo, para tener un mayor control de un espacio político propio, que hasta ahora no lo tiene.
“Por ahora, tiene que compartir ese poder con los otros factores de poder del propio chavismo. Aquí está haciendo una apuesta para crear su propio espacio”.
Mensaje de esperanza
Cañizález considera que desde el punto de vista comunicacional, “alguien como Maduro que busca la reelección después de un gobierno tan desastroso como el que ha realizado”, intenta vender la imagen de que el futuro será mejor. “Porque decir a la gente hoy, vota por mí, en medio de la inflación más alta del mundo, no es beneficioso, tiene que dar, un mensaje de que las cosas pueden ser diferentes”.
Desde el punto de vista político, el investigador predice que una vez reelecto el primer mandatario, “hará el ajuste económico que ha postergado durante tanto tiempo y que especialmente, se tomarían decisiones económicas y eso implica medidas que no sean populares”.
“Es una lectura personal, no lo ha dicho Maduro si eso es lo que va a ocurrir. Yo creo que se intenta dar la idea de que somos los mismos, pero no vamos a hacer lo mismo, esa es la idea del mensaje”.
Se separa del progenitor
Agustín Blanco Muñoz, historiador, doctor en Ciencias Sociales, profesor de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y docente e investigador del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES) y del doctorado de Facultad de Ciencias Económicas y Sociales (FACES) de la UCV, cree que se “podría pensar que se está separando de su progenitor, de la antigua revolución, ¿él va a hacer la suya? ¿Con eso está diciendo, yo vengo a superar lo que no se ha podido superar hasta ahora?”.
Para el experto, el presidente Nicolás Maduro, “entre otras cosas, en su mensaje está diciendo que los 20 años de la llamada revolución bolivariana se van a borrar”.
Si el 21 de mayo comienza una nueva revolución, dice Muñoz, es porque los 20 años transcurridos no han servido de mucho materialmente, no ha habido tal movimiento, porque no es posible decir que una nueva revolución comienza, acota.
En su opinión también queda al margen de la duda: “¿Qué es eso que va a plantear el 21 o 22 de mayo, luego de su triunfo? Que es ya madurado, preparado, orquestado por los dos monstruos, no solamente por Maduro, destaca.
Los dos monstruos son los responsables de esta situación. El monstruo opositor y el monstruo gubernamental.
Esta revolución, o así llamada, existe debido al apoyo expreso o tácito de estas oposiciones, indica.
“En Venezuela lo que hay es una guachafita política, de lado y lado, de los dos monstruos. La guachafita política en el poder está justificada y el mensaje de la oposición debería tener un mínimo de seriedad. Ahí está expreso, bueno o malo, el mensaje de Maduro, ¿dígame cuál es el mensaje de la oposición? ¿En qué consiste? Esta sociedad de abajo no tiene quien la defienda y sí tiene quien la utilice como lo está haciendo el señor Maduro y su partido”, plantea.
Considera que “el monstruo opositor está dormido” y que ante la política inerte de los contrarrevolucionarios, “entonces yo (Nicolás Maduro) estoy en mi derecho de avanzar a paso de vencedores, sin nadie que me detenga”.
Opina que mientras este país no se libere del dominio del monstruo opositor y del monstruo gubernamental, mientras las mayorías no hagan conciencia de la necesidad de asumir su condición de agentes históricos, para formular una nueva presencia, una nueva acción histórica, seguiremos a la deriva.
“O la ciudadanía se activa en términos de protagonistas de su historia o seguiremos a expensas, detrás de los carruajes infames de los dos monstruos.
Esto se hace con un movimiento de movimientos que simplemente active la ciudadanía y que se ponga el poder por encima de esas entidades que se llaman los partidos políticos del chantaje o la decadencia”.
NOTIZULIA / Versión Final