En tiempos de crisis como las que vive Venezuela, los empresarios se han visto en la obligación de reducir su personal y ello significa reducir sus inversiones y en buena medida su producción. No obstante, el empresario en Venezuela vive aterrado porque la diáspora se está llevando al personal. Los salarios mínimos no sirven para nada y los salarios un poquito mayores al salario mínimo tampoco. Muchos empleados optan por irse y trabajar o “marañar” para sí mismos o abandonar el país en busca de mejores condiciones.
En su artículo publicado en Linkedin, el escritor Bernard Marr opina que las reglas ‘estúpidas’ a veces aparecen cuando el comportamiento de un empleado conduce a un exabrupto por parte de la gerencia.
“De hecho, en la mayoría de las veces se rectificaría la falta simplemente hablando con el empleado responsable”, sugiere Marr. “O, a veces, las reglas estúpidas son impuestas por un jefe draconiano con poder de hambre”.
En todo caso, si en tu empresa atesoras pocos, pero excelentes empleados, no cometas como empleador estas siete estupideces que siguen a continuación:
1. Límites inflexibles sobre horarios de trabajo, descansos y hora de almuerzo
Si usted paga un salario a un profesional, está pagando por resultados. Nada hace sentir a los empleados tan poco valorados que tener problemas por llegar 10 minutos tarde, especialmente cuando muchos suelen trabajar horas extras en las noches o fines de semana y en el caso de Venezuela el transporte es una verdadera catástrofe.
2. Documentación innecesaria sobre citas médicas (o incluso funerales)
Al igual que el primer punto, si usted solicita pruebas sobre la muerte de un familiar antes de aprobar un permiso de salida con goce de sueldo o no autoriza una licencia por enfermedad sin el visto bueno de un médico, entonces está tratando a sus valiosos empleados como niños. Una vez más, ¿su empleado produce resultados? ¿Cuál es el núcleo de su desconfianza hacia los empleados? Si alguien inventa una muerte solo para tener un día libre, su cultura laboral tiene problemas más serios por revisar.
3. Excesivas restricciones sobre el uso de Internet
En el actual entorno empresarial, muchas herramientas para completar nuestras labores están en Internet. Además, las redes sociales ofrecen oportunidades de capacitación, desarrollo de negocios y de contactos. Pero, sí, los empleados pueden y usarán cierto tiempo revisando cosas personales también.
Si hay un empleado que hace mal uso de Internet, lo mejor es abordar este asunto directamente con el transgresor. La mayoría de la gente sabe que navegar por Internet por razones inapropiadas no está autorizado mientras está en el trabajo, siempre es bueno el contacto permanente con sus empleados. Hay empleadores que jamás se pasean por una oficina, una redacción o un taller o ni siquiera conocen a sus empleados, en consecuencia, sus decisiones no serán las apropiadas.
4. No existe oportunidad de trabajar desde la casa (nunca)
Si alguna vez ha pasado dos horas en el tráfico tratando de llegar a la oficina, sin duda odia esta regla. En la mayoría de los puestos uno es capaz de ser tan productivo -o más- trabajando desde casa y de forma remota con los servidores de la compañía. ¿Por qué hacer que los empleados pierdan tiempo o pongan su vida en peligro (en caso de problemas climatológicos), cuando podrían ser muy productivos desde el hogar de vez en cuando? Todo tiene su pro y su contra, evalúe ambos y si al final obtiene el resultado deseado de un empleado que labora desde su casa, no lo eche todo a perder.
5. Prohibición de teléfonos móviles
Sí, hay empresas que prohíben los teléfonos móviles para reforzar la productividad. Más que nada, esto refleja una falta de confianza en sus empleados y simplemente los deja sin ningún deseo de ir más allá por una empresa que cree que ellos no pueden manejar su tiempo con eficacia.
6. Prohibición de trabajos freelance
¿Por qué es necesario? Siempre y cuando el empleado realice su trabajo independiente sin descuidar sus labores diarias, esto no debería ser una preocupación. Puede imponer cláusulas de no competencia, pero tratar de influir en lo que hace su empleado durante su tiempo personal no es una buena idea y menos aún en un país como este donde es una necesidad imperativa hacer más de una actividad laboral para «sobrevivir».
7. Estrictos códigos de vestimenta
Camisas dentro del pantalón. Bueno, ¿qué pasa con los estilos que no calzan en esta norma? Zapatos que denoten profesionalismo. ¿Cómo se define eso? Cuando se trata de estilo, hay muchas interpretaciones. Cuando uno lucha por entender las reglas y cómo aplicarlas, puede significar que dichas reglas no sean buenas. Todo tiene su momento. Si su empleado está en una oficina donde no recibe visitas de inversionistas, agentes de negocios o presidentes de consorcios, vaya que es estúpido obligarlo a ir de frac y de levita, más aún en un clima tan inhumano como el de Maracaibo, por ejemplo. Imagínense un empleado de camisa manga larga y saco, tomando un camión de barandas para trasladarse del Sambil a la Zona Industrial…
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