Una muerte monstruosa y una consecuencia ¿justa? Tal vez. Aunque las leyes no avalan tomar justicia por sus propias manos, la comunidad linchó a un padrastro que con una salvaje patada en el estómago apagó la vida de su pequeño hijastro de dos años.
El infortunado se llamaba Andrew Alejandro Acuña Chacón, el martes en la madrugada Daniel Enrique Huerta Morillo, su padrastro, le entró a patadas hasta matarlo en un injustificado ataque de ira. Ese mismo día por la tarde, la comunidad, enterada de la aberración e indignada lo linchó.
Esta triste historia parte el lunes 9 de abril cuando la mamá del pequeño, Marilin Chacón, de 22 años, salió bien temprano de casa para realizarse unos exámenes médicos y dejó al niño al cuidado de su pareja, Daniel Huerta Morillo, con quien tenía aproximadamente tres meses de convivencia.
Llegó tarde
Una tía de la víctima, identificada como Yoselin Guerrero fue a casa de Marilin a buscar a su sobrino para llevarlo donde su abuela: “Cuando llegué, veo que está como dormido y no hacía caso cuando lo llamaba. Al cargarlo, estaba muy frío y volteó los ojos, yo me preocupé”.
La tía preocupada abordó a Huerta Morillo, apodado como ‘Chicho’ y le preguntó por el estado “extraño” del bebé y la respuesta que ‘Chicho’ le dio fue: “no sé, ha pasado la mañana llorando, debe tener hambre”.
Yoselin cargó con el pequeño y lo trasladó al Hospital General del Sur, doctor Pedro Iturbe, allí lo remitieron a la emergencia infantil del Hospital Universitario de Maracaibo (HUM), Yoselin comenzó a sospechar que algo malo había ocurrido y no se equivocó.
“Mi hermana (Marilin, madre) le levantó al bebé la franelita y observamos un hematoma muy grande en su estómago y el equipo médico confirmó que al niño le desprendieron varios órganos vitales a consecuencia de una patada brutal”.
El martes por la tarde, el pequeño Andrew no sobrevivió y falleció.
Yoselin Guerrero manifestó que “somos una familia humilde y los adultos sí hemos pasado noches sin comer, pero los niños no y cuando le preguntamos a ese monstruo por qué lloraba y él dijo que por hambre, no me convenció”.
La muerte del padrastro
Andrew era hermoso como todo niño, lleno de alegría y amor era la luz de su hogar y en su barrio, La Milagrosa, donde vivía con su familia le conocían y le tenían afecto.
Tristeza e impotencia fue poco para la familia del pequeño Andrew y como polvo corrió la noticia en el populoso sector situado en la parroquia Domitila Flores, municipio San Francisco.
Incólume, el padrastro agresor seguía en casa y los vecinos indignados no lo pensaron. Ese martes por la tarde, se armaron de palos, piedras y principalmente coraje y se presentaron en cambote en la casa 48H-112, calle 195 y sacaron por la fuerza al ‘Chicho’ y le propinaron una tunda con piedras, palos, puños, patadas y así le dieron hasta ver que no respiraba.
Huerta murió a golpes, así como mató al muchachito de dos años.
A pocos metros de la escena del crimen viven otros parientes del pequeño infortunado. La abuelita de Yoselin Guerrero, bisabuela del pequeño Andrew quien estaba en compañía de otros allegados y vecinos, expresó: “No queríamos que la gente lo matara así, estábamos a la espera de la policía que lo venía a buscar para llevárselo, pero la rabia de la gente fue superior, nadie nos escuchó, estaban decididos a jod…”
Por el caso, se conoció que varias personas resultaron detenidas. “Las personas a las que se llevaron no tienen nada que ver, la policía puede seguir investigando, pero se llevaron hasta a unas primas de Andrew”, dijo la tía del pequeño.
Esta mañana fue velado el cuerpo del pequeño niño en casa de su bisabuela en medio de la congoja y el impacto por la otra muerte.
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