El crimen de Maira Alejandra Lugo Olivares (27) y del bebé, de siete meses, que llevaba en su vientre quedó impune. Giorgia Sikyú Castillo Rueda (31) supo mover las piezas, burlar a los detectives de la Policía científica y escapar. Los funcionarios del Eje de Homicidios comentan que “no hay nada nuevo”. Desde el día del asesinato, hace 10 días, perdieron su rastro.
El caso parece engavetado. Las últimas pesquisas de los oficiales del cuerpo detectivesco los llevaron a dos allanamientos: el primero lo hicieron en la residencia de la asesina, en el piso cinco del edificio Las Flores, sector Arismendi. El segundo destino fue en el sector La Lago, donde vive la progenitora de la sospechosa. En ninguno encontraron rastros de ella.
En la pelea y posterior asesinato no hubo testigos, solo los comentarios de los vecinos que vieron, el pasado 27 de junio, llegar a Castillo en su Honda Civic, negro, hasta el frente del edificio Tuy, en la calle 75 entre avenidas 3F y 3G del sector La Lago, parroquia Olegario Villalobos. Unas cámaras de seguridad grabaron su ingreso al edificio y otros curiosos supieron cuando subió al piso seis, ingresó en el apartamento 6B y escapó con un pañuelo con manchas rojas del conjunto residencial.
La comunidad recuerda los gritos, los vidrios estallarse y el repentino silencio de la estudiante de Relaciones Industriales. La conserje limpió la parte de la ventana que cayó en planta baja y otro vecino comentó a los oficiales que la mujer rondaba la casa desde hace meses. Por cómo ejecutó el asesinato, los familiares de la víctima presumen que Castillo tenía todo planificado y contó con un aliado. Hasta ahora no se ha comprobado.
Los detectives entrevistaron a Luis Leal, pareja de Maira y exesposo, hace cuatro años, de Giorgia. El comerciante declaró, una y otra vez dijo: “No sé cómo obtuvo las llaves”. Continuaron las investigaciones y declaraciones de otros, pero nada ha dado resultado para ubicar a la asesina de La Lago.
NOTIZULIA / La Verdad
