Gobierno sigue pendiente con el billete de 100 y las mafias

La orden de sacar de circulación al billete de 100 bolívares a partir de las 72 horas del decreto presidencial firmado el 11 de diciembre de 2016, se esfumó. A casi un año de las prorrogas sucesivas de vigencia y amenazas de acabar con las “mafias” de Colombia, que según Nicolás Maduro, son las responsables de la debilidad del bolívar, el “marrón” vive y está presente en operaciones del sistema financiero.

“En términos prácticos la vida útil del ‘marrón’ ha finalizado, una transacción tan simple como un mercado puede ascender, por ejemplo, a Bs. 300 mil, tres mil billetes de 100. Esa cantidad es probable que termine teniendo un peso similar al de los bienes que compra”, advierte Boris Ackerman, asesor económico, ingeniero y profesor universitario. 

En datos extraoficiales del Banco Central de Venezuela, se conoció que la circulación del papel rondaba, a noviembre, en 640,9 millones de bolívares. Lo que significó seis millones 409 mil piezas presentes, superior a los 63 millones 681 mil unidades del billete de 10 mil bolívares o los 27 millones 476 mil 500 de 20 mil bolívares. Las nuevas no tocan el uno por ciento de la anterior.

La Comisión de Finanzas y Economía de la Asamblea Nacional alertó en víspera del decreto que no habían “suficientes” billetes respeto a las necesidades de la economía por los efectos de la inflación. Y la imposibilidad de sacar de circulación sin copar de efectivo a los bancos del sistema financiero. No había capacidad física y técnica para resolver la orden presidencial.

A meses de dilatarse el decreto el “marrón” domina las operaciones, aunque “las transacciones al menudeo de hacen inviables. El billete, luego de un año en el cuál hasta noviembre el circulante se ha multiplicado por ocho, perdió mucho de su valor”, precisa Ackerman en contacto con La Verdad, desde España.

Detalla el ejemplo de que “si un cartón de huevos se vende en Bs. 120 mil, harán falta mil 200 billetes de 100. Una resma de papel tiene 500 hojas y los billetes son bastante más anchos que el papel bond, es decir, para comprar un cartón de huevos hace falta un fajo de más de 20 centímetros de altura, algo bochornoso y muy difícil de manejar”.

Con la presencia de las denominaciones de 500, mil, dos mil, cinco mil, 10 mil, 20 mil y 100 mil bolívares se pretende inundar en sistema y auxiliar la demanda de efectivo. Lo que supone “alivio temporal”. Ackerman insta un “abordaje serio. La verdadera solución es la total sustitución de una moneda que ya no sirve por otra que goce de la confianza de los actores económicos”.

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