Los Consejos Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) son ahora la «garantía» (entre paréntesis) de recibir al verdadero precio justo -habría que preguntarse para quién- de ciertos productos alimenticios importados en su mayoría y no de muy buena calidad, pero al fin y al cabo, principalmente la empobrecida clase media ya estaba resignada a tener que pagar por una caja de CLAP para cubrir su despensa. Pasó la Navidad y el Año Nuevo y no llegaron los prometidos perniles -muy bien, el Presidente explicó su razón de por qué no llegó el pernil- pero ¿Y lo demás?.
Vecinos de varias zonas residenciales de clase media: Los Olivos, San Rafael, Valle Claro, El Varillal, Gallo Verde, El Naranjal, Valle Alto, Valle Frío, e incluso de clases bajas como Simón Bolívar, El Despertar, La Chamarreta, 19 de Abril, Llano Alto, entre muchos otros, desde hace más de un mes no ven la caja del CLAP.
La caja del CLAP es aquella caja de cartón con el logotipo del CLAP y las caras de los presidentes Hugo Chávez y Nicolás Maduro, que traía granos, arroz, azúcar, sardina, atún, leche, jabón, pasta, mayonesa, salsa de tomate, entre otras cositas, todo importado y que se distribuía cada 15 días a las familias censadas por cuadra, o por zona.
Claudio Mavarez, representante de cuadra del sector Los Aceitunos recibió varias quejas en diciembre porque no solo faltó el prometido pernil, sino que además no llegó la caja con lo demás.
«No se trata del pernil, se trata de la caja que habitualmente llegaba. No se que pasó con ella, no nos han dado respuesta, no se que decirle a los vecinos, cada uno iba a transferirme el costo de la caja y les tuve que decir que no lo hicieran hasta que llegaran, pues no han llegado».
El mes de enero ya está cruzando su primera vuelta y se aproxima a la primera quincena sin que haya una respuesta sobre la caja del CLAP. La gente se pregunta ¿Es que se acabaron las cajas, ya no llegarán más?
El Gobierno ha señalado que las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos, tienen que ver con los retrasos en la llegada de productos alimenticios y medicinas importadas por el Gobierno para atender las necesidades del país.
Sin embargo, economistas, productores y empresarios señalan que mientras eso ocurre, el Gobierno no voltea hacia el aparato productivo para invertir en él y producir aquí todo lo que ahora se importa.
Las denuncias sobre la falta de alimento aumentan y los conatos de saqueos también. Principalmente, los pueblos foráneos y lejanos a las capitales de estado son los que sufren más, pues, a esos lugares llegan menos productos de los que llegan, ya escasos en las capitales.
En poblados como Santa Rita, Altagracia, Cabimas, San Timoteo, El Toro, Colón, Caja Seca, Arapuey, entre otros la escasez de alimentos se agudiza de forma alarmante y la gente comienza a salir a protestar.
Si el Gobierno no atiende la demanda alimenticia con prontitud y eficiencia, se les acabará su mentada PAZ.
Redacción Notizulia
