Ingeniero venezolano construyó un circuito óptimo para luminarias ahorrativas que no se desechan

Ingeniero venezolano construyó un circuito óptimo para luminarias ahorrativas que no se desechan

Notizulia / A Perozo (UNICA)

Anderson Sandoval, un venezolano quién a través del estudio de los circuitos de las bombillas de tecnología LED, buscó descifrar su funcionamiento y revertir la obsolescencia programada, un método con fines económicos establecido que aplican las empresas -intencionalmente- para dar una fecha de vencimiento a sus productos, a pesar de las consecuencias que esto trae para los consumidores y el medio ambiente.
En 2016, con 21 años y recién egresado de ingeniero en telecomunicaciones, Sandoval, abrió un taller de electrónica en el estado Mérida – la región andina de Venezuela, al occidente del país- para reparar LED, entre otros equipos electrónicos. En ese momento, la crisis económica que atravesaba el país obligó a muchas personas que, a tener que repararlos, antes que comprar un nuevo dispositivo.

Anderson Sandoval ingeniero venezolano (Cortesía)

Entre estos productos se encuentran las bombillas LED, conocidas como de «ahorro de energía» o de «luz blanca«, que consumen menos energía que las bombillas incandescentes amarillas. Pero cuando estos electrodomésticos fallan, comprar uno nuevo no es una opción que se ajuste al presupuesto de todos, ya que es más importante la alimentación, la limpieza y muchas veces no están al alcance del presupuesto familiar.

«Estos bombillos son más eficientes y ahorrativos que los led comerciales y mucho más que los incandescentes, por ejemplo, nuestro bombillo más grande consume apenas 28 vatios e ilumina lo mismo que uno incandescente de 400 vatios. Además, cuando cumplen su ciclo de vida no se desechan, se pueden reparar y volver a usar», explica Anderson

Cuando Anderson comenzó a aprender cómo funcionan los circuitos para repararlos, se dio cuenta de que los accesorios fabricados podían explotar en poco tiempo porque usaban más energía de la esperada, lo que hacía que generaran demasiado calor, eventualmente los dañará y los convertirá en posibles desechos electrónicos.

Cuando descubrió el problema, supo que podía encontrar una solución haciendo que las luces fueran más eficientes, garantizando a los consumidores que no quedarían obsoletas como estaba previsto y siendo 100 % de producción local.