Joaquín Cortés estuvo sin bailar tres años en España y vuelve ahora con un nuevo espectáculo, Esencia. Está contento de estar en su país, pero dolido con lo difícil que es todo lo cultural. «Tendría que haberme ido fuera; me tratarían mejor. No lo entiendo, es todo surrealista», se queja.
«La cultura es la hija pobre. ¿Por qué tanta gente como yo, que llenamos sitios de 10 mil asientos, luego España no tiene para pagarles? No quiero ser el malo de la película pero aquí solo interesa el fútbol, Ronaldo y Messi», asegura el artista.
Estrenó en Barcelona a principios de mayo su nuevo espectáculo, quizá el más íntimo de los que ha producido, y actúa desde el día 8, hasta el 25, en Madrid, con un elenco de 40 artistas, entre ellos una docena larga de músicos.
La pieza, de una hora y 40 minutos, sigue en su línea de fusión del flamenco y la danza contemporánea y cuenta su historia, la de un niño de 12 años que quería ser bailaor para imitar a su tío y héroe, Cristóbal Reyes.
Se titula Esencia, detalla, porque «es el perfume de Cortés» y además porque ha querido rehuir de lo accesorio para concentrarse «en lo importante» y recordar con el público tres décadas de trabajo duro y «fundamental».
Otro profeta
En los últimos tres años, los que llevaba sin actuar en España, no ha parado de hacerlo fuera, un trabajo que ha combinado con su participación en dos talent show de la televisión portuguesa e italiana, una experiencia que le ha encantado y que no dudaría en repetir.
«Me ha gustado mucho y la tele no me ha parecido pesada. El baile es muy sacrificado, pero en cuanto no estás en eso lo echas mucho de menos. Vuelvo a actuar a España y la verdad es que no he tenido dudas acerca de cómo me recibiría el público. Eso sería falsa modestia», afirma.
Está de vuelta de muchas cosas y no imagina dónde estará dentro de 10 años, pero seguro que tendrá las mismas inquietudes: «Conservo el niño que todos llevamos dentro y lo que me importa es todo lo que esté relacionado con el arte».
Rebelde y crítico
Joaquín Cortés se declara «un rebelde con causa» por eso si le ofrecieran dirigir, por ejemplo, una entidad como el Ballet Nacional de España (BNE) diría que no. Se siente un gitano nacido en España, un cordobés, hijo adoptivo madrileño, pero no está de acuerdo con muchas de las cosas que pasan: «Me parece una vergüenza cómo están dirigiendo el país. Me considero artista y quiero vivir en una democracia, pero lo de aquí es surrealista».
NOTIZULIA/La Verdad