La asesina de La Lago se rinde ante la ley

Giorgia Sikyú Castillo Rueda (31) pernocta desde ayer en los calabozos en la sede de la Policía científica. No esperó que los detectives hallaran su guarida y se entregó en el Eje Homicidios. Desde hace 62 días la buscaban por el asesinato de Maira Alejandra Lugo Olivares (27), y el bebé, de siete meses de gestación, que ella llevaba en su vientre.

Giovanni González, jefe de región del cuerpo detectivesco, se comprometió, en sus últimas declaraciones a la prensa, que la atraparía donde estuviese. «Me voy a montar directamente en ese caso y si tengo que estar 24 horas trabajando lo voy a hacer”. Unas 48 horas después, la asesina de La Lago, como mediáticamente la conocen en Maracaibo, estaba con su representante legal «poniéndose a derecho». 

Los detectives la reconocieron apenas arribó ayer, a las 10.00 de la mañana, a la sede policial. Su imagen se rivalizó en la redes sociales y en los medios nacional tras el asesinato de la embarazada, pareja actual de su exmarido, Luis Emiro Leal.

Contra Castillo emitieron, unas semanas después del crimen, una alerta roja de Interpol. Se presumía que había escapado por tierra hacia Colombia. Los detectives empezaron los allanamientos y el rastreo de llamadas. Las investigaciones los llevaron a la residencia de la fugitiva y de su madre, interrogaron a sus familiares, pero ninguno aportó datos certeros sobre su posible escondite. 

Los Lugo protestaron, un mes después del asesinato, en la sede policial. Exigieron que retomaran las investigaciones y que se hiciera justicia. No querían que la mujer viviera sin recibir castigo por el doble crimen. La culparon de actuar con premeditación y ensañamiento contra una embarazada indefensa.

A «May», como llamaban cariñosamente sus parientes a Maira Alejandra Lugo, la atacaron en su residencia. De aquel día, los vecinos del edificio Tuy, en el sector La Lago, solo recuerdan los gritos y vidrios quebrarse, las comisiones de la Policía científica entrar y salir del apartamento 6B y al par de funcionarios que cargaron la bandeja metálica hasta la furgoneta forense, estacionada en la calle 75 entre avenidas 3F y 3G de la parroquia Olegario Villalobos de Maracaibo.

“Las mujeres pelearon en el cuarto, luego la exesposa del comerciante la mató y lanzó al baño el cuerpo. El cuarto principal tenía rastros de sangre y había desorden», detalló un oficial tras inspeccionar la escena del crimen.

A la homicida la identificaron en cuestión de horas. Hubo un testigo. La vieron parquear su Honda Civic, negro, subir al sexto piso y entrar al apartamento. Al cabo de dos horas, escapaba. Entre sus manos, Castillo movía un pañuelo, intentaba limpiarse unas manchas rojas, como sangre. Los policías radiaron las características del vehículo, lo buscaron por el norte de Maracaibo, pero nunca lo encontraron.

Castillo, estudiante de Medicina en la Universidad del Zulia, se encerró tras su llegada a la sede del cuerpo detectivesco con los encargados de la investigación y su abogado. Deberá detallar con qué intenciones llegó el 27 de junio a la vivienda de Maira Alejandra y si tuvo algún cómplice. Aún se desconoce cómo obtuvo las llaves de la puerta principal. Luego del interrogatorio deberá comparecer ante el Tribunal de Control 13.° y la Fiscalía 9.° del estado Zulia.

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