Rafael E. Fernández
Las personalidades han encontrado a su “alma gemela” fuera del medio artístico, entre sus fanáticos o conocidos. Esto último le ocurrió a Michael Jackson, quien tras separarse definitivamente de su primera esposa, Lisa Marie Presley, después de dos años de matrimonio se refugió en los brazos de una asistente con la intención de formar una familia; lamentablemente no todo resultó como esperaban.
Todo comenzó en 1996, después de que Michael Jackson y Elisa Presley firmaron su divorcio. El cantante de entonces 38 años de edad estaba enfrentando su decepción amorosa en medio de la fama mundial que había alcanzado con éxitos como Bad, The way you make me feel o Dirty Diana -una pieza que enloqueció a la monarquía inglesa cuando la cantó por petición especial de Lady Di durante su presentación en Londres 1988.
Fue dentro del consultorio del Dr. Klein donde Michael Jackson conoció a Deborah Rowe. Para ese entonces, la estrella estadounidense y la enfermera tenían aproximadamente 15 años de conocerse, por lo que no resultó extraño que las consultas dermatológicas también sirvieran como un diván para que el cantante sacara sus problemas.
Fue así que el intérprete de Thriller abrió su corazón para confesar que tenía miedo de no poder ser padre, pues en ese momento veía muy complicado comenzar una relación estable con otra mujer que tuviera su mismo sueño. Cuando Debbie -como le decían a la asistente- escuchó las penas de su ídolo puso sobre la mesa la posibilidad de alquilarle su vientre para engendrar sus hijos y el Rey saltó de alegría.
Sin pensarlo dos veces, Michael Jackson aceptó la propuesta y se pusieron en marcha. En su momento se creyó que el cantante se había enamorado de la enfermera antes de divorciarse de Lisa Presley, pues su “romance” trascendió tan solo unos meses después de que se confirmara la separación de su primera esposa.
Los rumores crecieron cuando se confirmó que se casaron justo el mismo año, 1996. Las pocas fotografías de su inesperado enlace matrimonial le dieron la vuelta al mundo, pues no parecían tan enamorados. De hecho, se dice que en ningún momento se dieron un beso en la boca, solo en la mejilla, además de que sus sonrisas fueron discretas y ninguno de los dos portó un traje clásico para un evento tan especial.
La ceremonia se llevó a cabo en el hotel Sheraton Park de Sídney, Australia, el 15 de noviembre de 1996. En ese entonces, Michael Jackson tenía 38 años, mientras que Deborah rondaba por los 37, una edad de alto riesgo para embarazarse, según los expertos. Se sabe muy poco sobre el evento, sin embargo, se rumorea que un niño de ocho años habría sido el padrino.
Para ese momento la enfermera ya estaba embarazada de Michael Joseph Jackson Jr., el primogénito del ícono del pop. De acuerdo con una entrevista que cedió Deborah Rowe para The Sun, después definir hasta el último detalle comenzaron con un proceso de inseminación donde aparentemente el oriundo de Los Ángeles dio su esperma para llevar a cabo la fecundación con sus óvulos:
Tras el nacimiento del bebé continuaron con un segundo proceso de inseminación que tuvo como resultado la llegada de Paris, la hija más polémica del cantante. Como otras celebridades, Jackson procuró resguardar la identidad de sus hijos, por lo que siempre que salían a la calle les cubría el rostro. Sin embargo, cuando se difundieron unas fotografías de la familia se comenzó a especular sobre su paternidad. Y es que ninguno de los dos bebés heredó sus características, pues tienen piel clara, cabello rubio y ojos de color.
La llegada de Michael Joseph y Paris llenó de colores la vida del Rey, quien se dedicaba día y noche a su cuidado, según contó Debbie para el mismo medio: “Lo hacía todo. Yo no me esforzaba por ser madre. No cambiaba pañales, no me levantaba en mitad de la noche. Incluso si yo estaba, Michael lo hacía todo”.
Son sus hijos, los tuve por él. No habrían nacido si no hubiera sido por mi amor por él. Lo hice para que se convirtiera en padre, no para convertirme yo en madre.
Lamentablemente, el matrimonio terminó en 1999, alrededor de un año después del nacimiento de Paris Jackson. El intérprete de Smooth criminal se quedó con la custodia de sus dos hijos y Debbie estuvo de acuerdo, pues renunció a sus derechos como madre. Sin embargo, el tribunal que llevó el caso habría desestimado la petición, así que ambos padres tuvieron que llegar a un acuerdo en privado.
Por esta razón, muchos consideran que la historia de amor entre Michael Jackson y Deborah Rowe nunca existió, pues en realidad habría sido un mutuo acuerdo entre una fanática y el Rey del Pop donde ambas partes salían ganando.
Pasó aproximadamente una década para que Debbie volviera a acaparar los titulares, pues tras la muerte del cantante supuestamente reapareció para emprender una batalla legal en contra de Katherine Jackson. Y es que el intérprete dejó escrito en su testamento que dejaba a su madre como responsable del cuidado de Paris, Joseph y Prince -este último nació en 2002 y se desconoce la identidad de su progenitora-.
Al final, la enfermera habría aceptado un acuerdo monetario por ocho millones de dólares y una casa en Beverly Hills. Sin embargo, el abogado de Katherine Jackson aseguró para el programa The early show que sí existió una resolución entre ambas partes, pero no tuvo nada que ver con dinero, sino con el bienestar de los ahora jóvenes.
Todas las partes están decididas. No hay mejor situación para estos niños que ser educados y cariñosamente criados por la señora Katherine Jackson”, dijo el abogado.
Fue así que Debbie Rowe consiguió un permiso especial para poder convivir y recuperar su relación con sus dos hijos. A partir de ese momento, Joseph y Paris comenzaron a construir una nueva historia con ambas familias.
Infobae