«La maté porque me estaba pegando cachos»

No pudo mantener por muchas horas su historia de exorcismo, demonios y despojos. Su hijo, de 16 años, lo delató y Luis Rafael Hernández (38) confesó: «La maté porque me estaba pegando cachos». Golpeó a su pareja, Marbelis Elena Blanco Cabrera (34), con sus muletas hasta provocarle una hemorragia interna. El muchacho y su tío, Jimmy René Terán Bastidas (31), escucharon las suplicas de la mujer y ninguno intervino.

Tras la paliza, Hernández sacó inconsciente a la herida de su residencia en el sector El Rodeo. La cargó en compañía de su hermano hasta el terminal. Pretendía embarcarla en un autobús para que su familia en Trujillo se hiciera cargo de ella. Ahí, un pastor acompañado por hermanos de la congregación se acercó a la pareja y comenzó a decir que «el demonio la había poseído», comentó un oficial. 

Luis aprovechó la situación para intentar librarse de la responsabilidad, aceptó la colaboración del pastor y llevó a su esposa al templo cristiano, donde intentaron expulsarle el demonio. Entre cánticos y oraciones, su estado se agravó. La única alternativa que quedaba era trasladarla hasta el Hospital General del Sur, donde falleció, el pasado jueves a las 4.00 de la mañana, por desprendimiento del hígado y una hemorragia interna.

Hernández mantuvo la versión. Le contó a sus cuñados que su mujer «tenía un espíritu malo en el cuerpo. El demonio la había poseído, por eso se comportaba como una culebra, sacaba la lengua y se revolcaba en el piso. La única forma de expulsarlo era golpearla con sus muletas durante el despojo».

La familia llegó a la morgue para retirar el cadáver. Al acercarse a la sede de la Policía científica para el trámite legal a Hernández se le complicó la situación. Una comisión se acercó al templo e interrogó a los fieles. Su versión se contradecía con la del marido.

Al final de la tarde, ya había tres sospechosos en el despacho policial. El hijo de Luis y Marbelis desconocía qué sucedía y comentó lo que sabía. Su tío y su padre se llevaron a su madre de la casa y luego le informaron que estaba muerta. Hernández no aguantó y detalló paso a paso su crimen.

Se enteró que su esposa salía con un hombre en Colombia y viajó a buscarla.  «Los celos no me dejaban dormir». Regresaron desde Maicao a Maracaibo. Al llegar al apartamento, comenzó la discusión, los gritos de Luis hicieron salir a su hijo y a Terán de la habitación. En ese momento «la golpeó con sus muletas en el abdomen y el pecho hasta dejarla inconsciente», detalló un funcionario.

«Nunca creí que ella estaba poseída por el demonio. Estaba segura de que él la había matado», repetía Lismary Mendoza, hermana de la víctima, en la morgue forense. Solo espera que se haga justicia y que no suelten a los responsables.

Hermanos de cuidado

 Luis Rafael Hernández y su hermano, Jimmy René Terán Bastidas (31), presentaron antecedentes policiales. Por eso los detectives dudaron de su versión. Ambos estuvieron presos por extorsión, robo, hurto y posesión de droga. Ambos permanecen recluidos en la base central de la Policía científica, esperan el juicio.

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