Las heridas de la piel se curan más rápido durante el día

Es lo que concluye una investigación liderada por el Laboratorio de Biología Molecular del Consejo de Investigación Médica (MRC por las siglas en inglés), en Cambridge (Reino Unido), que ha analizado cómo oscila la capacidad de regeneración de las células de la piel de ratones según la hora del día, debido a su reloj interno.

Muchas células del cuerpo varían su comportamiento rítmicamente, siguiendo unos relojes internos que se sincronizan con el ritmo circadiano global del organismo, marcado por el ciclo de 24 horas de día y noche que impone la tierra a todos sus habitantes.

De entre todas las células, los investigadores británicos se estudiaron un tipo de células de la piel llamadas fibroblastos. Estas células pueblan prácticamente todos los tejidos, y se comportan como albañiles microscópicos: producen el equivalente del cemento del cuerpo, el colágeno, y cuando se produce una herida se movilizan rápidamente para repararla, reseñó La Vanguardia.

Células encargadas de cerrar las heridas

Los científicos han estudiado cómo oscilan los niveles de las principales proteínas de fibroblastos de ratones a lo largo de 48 horas, que equivalen a dos ciclos circadianos. El experimento, realizado en placas en el laboratorio, ha revelado que las proteínas relacionadas con el esqueleto interior de las células –el citoesqueleto– son más activas durante la fase activa de los ratones, que en este caso es la noche y no el día. Dado que el citoesqueleto es lo que permite a las células moverse y adaptar su forma, es imprescindible para que los fibroblastos se desplacen y cierren las heridas.

Los investigadores también han examinado cómo se curan las heridas de los ratones durante el día y la noche, y han constatado que, durante el día, mientras los ratones duermen, las lesiones tardan más en cicatrizar. El retraso se debe a que los fibroblastos se vuelven más lentos, pues su citoesqueleto es menos eficiente.

El reloj biológico del cuerpo humano

 John Hoyle, investigador del Laboratorio de Biología Molecular del MRC, aventura que las intervenciones “se podrían planificar para que se adapten al reloj biológico de cada paciente, ya que cada persona tiene un ritmo circadiano propio”.

Hoyle, que ha dirigido la investigación, señala que podría tener aplicaciones prácticas en cirugía. “Es probable que nuestro hallazgo sea cierto también para otros tejidos”.

Según la propuesta del investigador, para optimizar la recuperación los pacientes más madrugadores deberían estar en el quirófano por las mañanas, y a aquellos con ritmos más nocturnos les iría mejor ser operados por las tardes. “Alternativamente, también es viable reiniciar el reloj celular localmente, mediante fármacos. Así, se podrían ajustar los relojes celulares a la hora óptima para la curación antes de la operación”. Añade. 

Hoyle sin embargo, el investigador subraya que todavía se necesita profundizar más el mecanismo antes de que se puedan considerar cambios en la práctica clínica.

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