Fabio Alfredo Pérez Ochoa (39) y Ríchard José Villalobos Echeto (24), apodado el «Coquinvo», salieron a reparar el motor de un vehículo y no volvieron a saber nada de ellos hasta que los periódicos reseñaron el asesinato de uno de los amigos.
El cadáver de Pérez lo hallaron, el pasado sábado, en el sector El Diluvio, municipio Jesús Enrique Lossada. Presentó una herida de bala en la cara y otra en el pecho. El principal sospechoso para la Policía científica era su acompañante, el «Coquinvo». La hipótesis se cayó cuando encontraron, el pasado martes a las 3.00 de la tarde, su cuerpo descompuesto en una avenida del barrio El Laberinto.
¿A quién culparán ahora que ambos aparecieron muertos? se cuestionaban los familiares de Villalobos en la morgue forense.
Con un nudo en la garganta, Jeidi Villalobos, hermana del «Coquinvo», aseguró que Ríchard no estaba evadido de la justicia. Desapareció y la familia lo buscó en las emergencias de los hospitales sin resultado. Las esperanzas terminaron cuando un vecino los llamó y les informó que lo habían asesinado. Su cuerpo estaba descompuesto «era imposible reconocerlo». Lo encontraron unos 200 metros después de donde mataron a Pérez.
Los Villalobos defendieron la reputación de su pariente. «Es falso, mi hermano no tiene antecedentes penales, nunca robo ni mató a nadie».