Lo torturan y ejecutan en la Estrella del Lago

Tendido en una trilla del barrio Estrella del Lago, parroquia Antonio Borjas Romero del municipio Maracaibo, permanecía el cadáver de Robert Andry Barda Quijada, de 28 años, alías el “Coreano”. Los familiares de la víctima aseguraron que unos presuntos delincuentes le dispararon con un arma de fuego en la cabeza y luego le asestaron cuatro puñaladas en la espalda.

Las lágrimas le corrían por el rostro a Yesenia Fereira, pareja del fallecido, intentó ocultarlas, no pudo, el dolor la rebasaba. Una prima de la joven se acercó a ella para consolarla, secó el sudor que emanaba de su frente con un pañuelo blanco, la abrazó y le pidió que conservara la calma.

Entre gritos y lamentos el ama de casa relató cómo había ocurrido el homicidio. Mientras el muchacho conversaba, ayer a las 8.00 de la mañana, con unos amigos de la barriada en la esquina de la calle 115, una turba enardecida pasó junto a él. 

El miedo y la desesperación lo invadieron cuando los ocho hombres que comandaban a la muchedumbre apartaron a los vecinos que lo acompañaban. Luego de golpearlo contra la cerca perimetral de una casa, lo colocaron de espalda a la reja de ciclón, le halaron el cabello, extendieron sus brazos hacía atrás y sacaron un mecate amarillo para amordazarlo.

Al escuchar la algarabía de la comunidad, Yesenia se asomó por la ventana de su casa. Observó como los antisociales arrastraban a su conyugue por el suelo arenoso, las piedras, los escombros y la cuerda que tenía enredada en el cuello y las manos lo lastimaban, detalló la dama.

“Lo confundieron, no existe otra explicación”, repetía una y otra vez mientras acariciaba su pecho. Abrió la puerta de madera, corrió detrás de los criminales, les suplicó que lo soltaran, desestimaron la petición. “Su único objetivo era matarlo”.

Hasta la avenida 11 con calle 118 del barrio Estrella del Lago llevaron sometido al infortunado. Cuando doblaron la esquina del camino enmontado, los vándalos comenzaron a golpearlo, sacaron un arma punzo penetrante y después de apuñalarlo por la espalda le propinaron un tiro en el cráneo.

Apoyado de una pared de concreto, Javier Quijano, tío de Robert, comentó que había consumido bebidas alcohólicas la noche anterior, no tenía problemas con nadie, era trabajador y responsable. “Su cuñada le pidió que se quedara en la casa. No le hizo caso y estas son las consecuencias”.

Justicia urbana

Algunos habitantes de la zona difieren de la versión ofrecida por los familiares del occiso. Quijano, “no era una joya”, pertenecía a una banda criminal dedicada al robo, hurto y sicariato que opera en el sector.

Mantenía azotado los barrios adyacentes al Centro de Arrestos Preventivos El Marite. Aprovechaba la oscuridad de la noche para meterse en las viviendas a robar. Los miembros de la  organización criminal contraria decidieron ponerle fin a sus fechorías, tomaron la justicia en sus manos con el apoyo de la comunidad.

CIFRAS: 

1 impacto de bala acabó con la vida del vendedor de durofríos.

4 puñaladas recibió la víctima en la espalda. Su cuerpo quedó tendido sobre la arena.

8 presuntos antisociales mataron a golpes, tiros y cuchilladas al infortunado.

LEYENDA: Los vecinos del barrio cubrieron el cadáver del joven con una sábana. (Foto: José Nava)

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