El docente, investigador y analista político Antonio Casella expuso lo que a su juicio serían los escenarios postelectorales en Venezuela culminado este domingo 20 de mayo la jornada electoral para escoger al Presidente de la República y a los legisladores regionales.
Casella señala en principio que hay dos hechos marcan las elecciones de hoy: “Primero, las condiciones electorales propias de una democracia no están presentes, cuestión obvia, sobre todo si afirmamos que estamos en presencia de un gobierno no democrático”.
Este hecho, según el experto, se ha convertido en el argumento «duro» de una de las oposiciones al gobierno: “Esta se ha convencido de que votar es un acto de legitimación del Gobierno y la ha llevado a hacer publicidad y atacar a quien se presentó como candidato a la presidencia en contra de Maduro y a quien va a votar por un candidato diferente a Maduro”.
El segundo hecho que señala Casella es que por primera vez en elecciones presidenciales, durante el período llamado revolucionario, se ha abierto la posibilidad (las encuestas lo confirman -rechazo a Maduro y primera opción electoral de Falcón), de ganar la presidencia a alguien de la oposición.
“El primer hecho –profundiza- ha abierto lo que en sociología se denomina ‘profecía autocumplida’. En otras palabras, se esgrime que las condiciones estarían planteadas para que Maduro gane, por lo tanto no se vota y se espera que el resultado sea que, dado que la oposición no vota, Maduro gana sin siquiera hacer trampa”.
Casella agrega que “esto ha sido acompañado de una campaña destructiva de Falcón para facilitar el resultado favorable a Maduro. El lunes, dirá esta oposición: lo dijimos, el juego estaba cantado”.
Lo que se desprende de los resultados
De acuerdo con Antonio Casella, varios posibles caminos se podrían evaluar finalizado el proceso electoral: “Uno, Falcón no logra convertir la intención de votos en votos reales y pierde o los convierte en votos pero la maquinaria no es suficiente para resguardarlos. Esto llevaría a una acusación a la oposición abstencionista de haber obstaculizado el triunfo, dando como resultado que la oposición se divida aún más de lo que está y que Falcón devenga en la oposición personificada”.
Casella advierte que esta particular circunstancia conduciría 1.- que la oposición «desaparezca» por un tiempo, hecho que permitiría al gobierno tomar decisiones que radicalicen el llamado proceso. 2.- que la oposición «desaparezca» por un tiempo, hecho que permita al gobierno una cierta apertura económica con el apoyo de Rusia y China. 3.- que el gobierno llame a la oposición, encabezada por Falcón, a que se forme un gobierno de «unidad nacional» y, si este acepta, comience a implementarse un programa económico que afronte la hiperinflación, y un proceso de cierta «normalización» institucional que permita una salida negociada a la persecución nacional e internacional de personeros gubernamentales.
“Otro escenario posible es que gane Falcón. Así la situación política nacional cambiaría radicalmente. Empezando con que la voz de la oposición pasaría inmediatamente a Falcón.
“Venezuela –explica Casella- que es un país presidencialista, no solo porque el sistema político lo es, sino porque el eje fundamental de nuestras relaciones con la política pasa siempre por el Presidente; haría que, al tener dos presidentes, uno electo y otro por salir, pondría en entredicho, generalmente, las decisiones de este último (ojo, no significa que este último no tome decisiones, incluso adversas a la opinión mayoritaria, solo que siempre se estará a la espera de la voz y el mando definitivo del que ha de venir), asimismo, el presidente electo tendrá una voz interna y externa que tenderá a ser escuchada y muchas veces apoyada frente a la voz del presidente saliente, lo que llevaría internamente al apoyo de algunas exigencias al gobierno como por ejemplo, abrir el canal humanitario, liberar los presos políticos o, in extremis, entregar inmediatamente el gobierno”.
En cuanto a lo externo, dice Casella que obligaría, probablemente, a la comunidad internacional a re-evaluar la situación de Venezuela y a aceptar (progresivamente) la nueva realidad gubernamental.
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