La falta de efectivo, tanto en la calle como en las entidades bancarias, genera un colapso en el aparato productivo nacional y origina una mayor especulación. El economista Nelson Labarca expresa que la manera de sortear la situación es hacer avances en efectivo, pagos en los puntos de venta y transferencias vía Internet.
Sin embargo, los usuarios optan mayormente por los avances en efectivo para poder sortear la falta de billetes que hacer pagos en los puntos de venta o realizar transferencias vía Internet, debido al tiempo que llevan ambas transacciones por los problemas que presentan las dos plataformas.
El profesor universitario señala que al quedarse el país sin efectivo, causa en la actividad económica una mayor incertidumbre que apalanca las transferencias colapsando aún más el sistema como viene sucediendo en los últimos días, aunado al colapso en las comunicaciones de los puntos de ventas.
«La escasez de dinero también afecta las transacciones, la inflación es tan elevada que el billete de la más alta denominación (20 mil bolívares) no alcanza para comprar un kilo de carne de segunda», apunta.
Restringido el cono monetario, la gente usa más los avances en efectivo, y para el economista, las personas que manejan liquidez monetaria aprovechan de cobrar altos porcentajes: panaderías, charcuterías, farmacias, carnicerías, ventas de cualquier bien o prestación de servicio hacen ese proceso, generando un mayor colapso en el aparato productivo nacional y generando más especulación.
Labarca también suma a este contexto el billete de 100 bolívares, que por su tipo de papel es vendido en la frontera porque lo pueden convertir para falsificar dólares. «El billete de 100 bolívares tiene un precio en la línea limítrofe con Colombia por encima de su valor nominal, puede costar entre 120 a 140 bolívares, lo que contribuye a una mayor incertidumbre en los consumidores y al detrimento de la calidad de vida de la población».
