La gloria del vencedor está medida con la talla del vencido, un dicho que viene como anillo al dedo a lo hecho la mañana de este viernes por la selección brasileña de Neymar Junior y cuando el árbitro ya tenía el silbato en la boca para decretar un final con empate a cero, Brasil sacó la casta, reaccionó y encasquetó los dos goles que le devolvieron la vida.
Un durísimo rival fue Costa Rica. No solo las intervenciones siempre magistrales de Keylor Navas bajo los tres palos, sino la férrea defensa cual fortaleza militar que desplegaron los ‘ticos’ le dio aún mucho más valor al triunfo de Brasil.
En un partido donde de a poco Brasil fue consiguiendo espacios, pero cuando llegaba al área rival les fue imposible definir con certeza. La saga costarricense simulaba un búnker impenetrable, pero el desgaste llegó faltando nada para finalizar el encuentro.
Al minuto 90 + 1 es decir, en tiempo de descuento, llegó el primer gol carioca por intermedio de Philippe Coutinho y posterior mente, seis minutos después llegaría el tanto de Neymar Jr que selló la categoría del triunfo brasilero.
Sonado el silbato indicando el final del partido, Neymar se hincó en la grama y rompió a llorar a moco tendido. Liberó presión, drenó tensión y lloró de gozo, pues cumplió, él y Brasil hicieron la tarea por muy duro que esta fuera.
Del otro lado, Costa Rica les complicó todo el tiempo el partido. Se cerró como una coraza y solo el cansancio los venció, un digno rival que se va de Rusia con las manos vacías, pero con un buen sabor de boca.
Es cuestión de tiempo y algunas combinaciones para oficializar a Brasil en octavos de final.
NOTIZULIA
