Se mantienen las largas colas para surtir gasolina en Maracaibo

Se mantienen las largas colas para surtir gasolina en Maracaibo

Rafael E. Fernández

Las gasolineras de Maracaibo cierran por horas por falta de combustible. Algunos usuarios revisan reportes en redes sociales para saber a dónde ir a esperar para llenar los tanques de sus vehículos. PDVSA dice que hay “compras nerviosas” por culpa de supuestas «informaciones falsas».

La cola de carros marcados con cifras de tres dígitos se extiende cual culebrilla a lo largo de tres cuadras, surcando los frentes de un kínder, un colegio, residencias y negocios. Camino a la estación de servicio, varios conos rojos y unos troncos prohíben parquearse en ciertos espacios de esa comunidad residencial.

La escena es similar en las gasolineras que tienen combustible disponible en Maracaibo, considerada una de las principales ciudades de Venezuela. Otras estaciones están cerradas. Por las tardes, muchas de esas estaciones están clausuradas con cadenas, potes metálicos y cables por falta de gasolina.

La escasez se ha notado en semanas recientes en Zulia y otras regiones, como el Distrito Capital, después de meses de relativa normalidad. El diario Correo del Caroní, en Bolívar, describe el despacho de gasolina como “irregular”.

Petróleos de Venezuela, la empresa estatal que monopoliza la producción y distribución de la gasolina, atribuyó “la sobredemanda” de combustible a la publicación de “información falsa” en redes sociales, que urgen a los usuarios a llenar sus tanques, explicó en mayo el vicepresidente de consumo y suministro de calidad de la compañía, Juan Carlos Díaz.

En un video difundido en Twitter por la periodista del canal oficialista Telesur, Madelein García, el funcionario venezolano manifestó que PDVSA garantizaba “los volúmenes (de combustible) que se requieren para cada uno de los estados del país”, a pesar de lo que calificó como “compras nerviosas”.

Douglas Pérez, de 36 años, prefiere esperar el momento de avanzar en la cola parado fuera de su carro, entre charcos y basuras. “Está un poco lento, se pierde mucho tiempo”, se queja, acalorado, amparado bajo una gorra del sol incandescente.

Voz de America