El barril de crudo Brent superó este jueves el umbral de 80 dólares por primera vez desde noviembre de 2014, en un mercado tenso por la incertidumbre en torno a Irán y Venezuela, lo que podría conllevar problemas para las economías desarrolladas.
El precio del barril para entrega en julio subió hasta los 80,18 dólares hacia las 09H50 GMT, o sea, con un alza de 90 centavos respecto al cierre del miércoles, antes de volver a caer bajo la cota psicológica.
En mayo de 2017, evolucionaba en torno a los 50 dólares, o sea que hubo un aumento de más del 50% en un año.
Por su parte, el barril de «light sweet crude» (WTI), referente estadounidense, para entrega en junio se cotizaba hacia las 11H15 GMT a 72,06 dólares, al alza de 57 centavos respecto al cierre de la víspera.
La subida estuvo impulsada desde la víspera por una fuerte caída de las reservas de crudo en Estados Unidos, de 1,4 millones de barriles, y las de gasolina en 3,8 millones de barriles.
En opinión de Jasper Lawler, analista del London Capital Group, el incremento del precio del barril es «impresionante», especialmente tras los recientes informes que señalan un aumento de las exportaciones de petróleo estadounidense y una futura desaceleración de la demanda, dos factores que teóricamente deberían hacer caer los precios.
El alza de precios podría convertirse en un problema para las economías desarrolladas, cuya actividad se había beneficiado de la caída registrada en 2014, especialmente para los bancos centrales «debido al impacto temporal que tendrá en la inflación», explica a la AFP Craig Erlam, analista de la firma Oanda.
Elecciones en Venezuela
Desde hace varias semanas, los precios se vieron impulsados por la preocupación respecto a la producción en Venezuela e Irán, tras la decisión de Estados Unidos de salir del acuerdo sobre el programa nuclear iraní.
«La caída continua de la producción de petróleo en Venezuela está simultáneamente tirando hacia abajo la producción de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo)», subrayaron los analistas de Commerzbank.
La industria venezolana se ve fuertemente afectada por la crisis económica y política que sacude al país. Además, las elecciones presidenciales del domingo, en las que Nicolas Maduro es el gran favorito, no tranquilizan a los mercados.
«En el caso hipotético de que Estados Unidos prohibiera totalmente las importaciones de crudo venezolano, esto conllevaría para el mercado la desaparición de más de 400.000 barriles» diarios, subraya Tamas Varga, analista de PVM.
La OPEP está comprometida desde finales de 2016, y de momento hasta finales de 2018, en un acuerdo de limitación de su producción junto a otros diez productores, incluida Rusia. Su eventual prolongación debe decidirse en una reunión en junio.
Incertidumbre iraní
La incertidumbre sobre la producción en Irán, tras la retirada estadounidense del acuerdo nuclear y la reinstauración de las sanciones por parte del país norteamericano, también contribuyó a la subida de los precios en las últimas semanas. La petrolera francesa Total afirmó que no terminaría un gran proyecto gasístico emprendido en julio de 2017 si no obtiene una derogación por parte de las autoridades estadounidenses.
«Es un revés para la Unión Europea (UE), que desea mantener el acuerdo» con los otros firmantes, comenta Lawler.
La empresa china CNPC podría sin embargo reemplazar al gigante francés, informó el miércoles el ministro del Petróleo iraní.
Es difícil por lo tanto predecir el futuro de la producción iraní cuando, al mismo tiempo, Arabia Saudita, primer exportador mundial de crudo y gran rival de Irán, declaró recientemente que tomaría todas las medidas necesarias para impedir escasez de aprovisionamiento de petróleo.
Sin embargo, varios expertos subrayaban a mediados de abril que Riad quería ver el barril de petróleo subir hasta los 80 o incluso 100 dólares para aumentar el valor de la petrolera Saudi Aramco antes de su próxima salida a bolsa.
NOTIZULIA / Agencias