¡TESORO QUE MANA! Cacao del Sur del Lago, manjar de dioses

¡TESORO QUE MANA! Cacao del Sur del Lago, manjar de dioses

Notizulia / Ernesto Ríos Blanco

El manjar de los dioses, así consideran en Europa y Asia al cacao venezolano, específicamente el del Sur del Lago de Maracaibo. Su variedad, sabor, peso, calidad de sus granos y el tratamiento de cirujano que le dan sus productores lo colocan entre los más exquisitos del mundo y aunque en Venezuela, el Estado no se ha empeñado en hacer de esta actividad económica una verdadera fuerte de ingreso de divisas –que bien puede serlo- el sudor y la tenacidad de sus productores lo mantienen vivo y en ascenso, pues todo indica que hay que volver al cacao.

El cacao fue en la época colonial, junto con el café el rubro de mayor producción en Venezuela y desde entonces el de mayor demanda de exportación. Venezuela fue famosa antes por el cacao que por el petróleo, el oro, la minería y otros recursos. Pero con el enfoque que los políticos le dieron al llamado “oro negro” negrearon cual ignorantes al mejor cacao del mundo. Un producto que, en algunos estados de Europa y Asia la exigencia máxima es que sea venezolano para procesar el mejor chocolate del planeta.

Una historia singular

Entre Zulia y Mérida se enclava El Porvenir, de las fincas más productivas en toda el área. Cuenta con 16 hectáreas del mejor cacao criollo, tan bueno como el de Chuao o el de Paria, donde se sitúan los mejores y más extensos cacaotales del país.

El Porvenir tiene una historia particular. Su propietaria, Mariela Arrieta o la «Doña Bárbara del Cacao» como se le conoce cariñosamente, recuerda cómo su esposo, Neuvelis Echeverría, se esmeró en sembrar las plantaciones soñando con fabricar chocolate: “Sembró las 16 hectáreas, una por una, vivía metido de cabeza en las plantaciones, revisaba hojita por hojita cada matica. Eran sus otras hijas. Desafortunadamente, el hampa me quitó a mi esposo y él no pudo ver su primera gran cosecha. Hoy me acompaña un socio que me envió Dios y hemos impulsado, junto con mis hijas este proyecto que se encuentra, sin duda, en su mejor momento”.

Y es que a Mariela no le tocó fácil. Su vida cambia cuando secuestradores desaparecen -hasta el sol de hoy- al artífice de esta gran productora de cacao y es ella quien debe asumir las riendas de la finca: «Fueron los días más duros de mi vida, mis hijas estaban pequeñas y no sabían nada sobre la finca, mi hija mayor ya adolescente se involucró conmigo y juntas le echamos ganas, porque teníamos dos opciones, o vendíamos o seguíamos el sueño y no lo pensamos».

Arrieta viajaba a Maracaibo, Barquisimeto y Caja Seca siempre acompañada del menor de sus hijos, el pequeño Nicolás Echeverría, su compañero en la vida después de la desaparición de su esposo. «Neuvelis Noe es mi hijo mayor, vive en España; Nathaly es mi segunda hija y mi socia, mi otra ‘yo’; Nohely es mi otra niña, mi inspiración, mi bálsamo; y Nico (Nicolás) es mi niño más pequeño, mi compañero de siempre, ellos son el motor de mi vida y mi inspiración de lucha.

Luego, como por obra del Supremo, Mariela recibió un par de manos y una fuerza de voluntad de acero en un joven emprendedor y laborioso que se asoció con ella para catapultar el proyecto del cacao en el Sur del Lago, José Miguel Sierra se convirtió en la mano derecha y el gran impulsor de El Porvenir.

Dedicación

José Miguel Sierra, de apenas 28 años, joven criado en un hogar donde el valor del trabajo es la divisa, propietario de una carnicería y copropietario de un negocio familiar de víveres, es la mano derecha de Arrieta en la agroproductora.

“En 16 hectáreas contamos con 15.500 plantas de cacao, siempre resembramos para reponer plantas muertas o enfermas. Cuando hay calidad es preciso mantener e incrementar la cantidad. Producimos 1.500 kilos por hectárea, es decir, unos 24 mil kilos, y nuestra meta es llegar a los 2.000 kilos por hectárea”.

“Cosechamos semanalmente —prosiguió— cada ocho días recogemos, eso nos permite llevar una contabilidad precisa y aplicar correctivos en plantaciones afectadas por plagas o por condiciones climáticas, que son cambiantes y afectan”.

Sierra detalló que en la finca hay dos cosechas altas al año, “pero de la primera cosecha queda un graneo, es decir, un excedente de las fruticas que van creciendo y que aún no están listas y esas se recogen en tiempo intermedio, siempre hay cosecha y como cosecha, trabajo por hacer, esto es apasionante”.

“Recogemos —añadió— 150 latas a razón de 8 kilos por lata, lo cual supera el promedio base de la zona que es de 6,7 kilos para la venta, comercializamos un poco más de 17 toneladas anuales”.

Mujeres, otro secreto

El productor destacó que la finca cuenta con alrededor de 12 empleados, tres son hombres y el resto mujeres. Los hombres cargan los sacos y extienden los granos, las mujeres recogen y despepitan.

“La mujer trata la fruta como una madre a un hijo, desde tiempos inmemoriales, ellas han sido insuperables en el proceso artesanal del cacao”.

Sierra destaca que parte del secreto está en el proceso artesanal. “El cacao nuestro, por ser tan perfecto, no es susceptible a ser tratado con mucha maquinaria, debe someterse a procesos naturales de clima, sombra, sol y manos”.

¿Por qué es el mejor?

Mariela Arrieta explica que el Sur del Lago atesora el mejor cacao del mundo: 

“Cacao porcelana y cacao criollo moderno, Ocumare 61 y Guasare, los mejores conceptuados científicamente”.

“Vendemos dos tipos de almendras —precisa Arrieta— cacao fermentado, que es un proceso adicional que efectuamos y que hace del producto mucho más exquisito y pretendido, y el cacao corriente, cuyos granos los vendemos como cacao seco, tan de primer nivel como el fermentado”.

 

Los laboratorios especializados Lanaud y Laurent efectuaron pruebas de ADN citoplasmático y mitocondrial y descubrieron que el cacao originario se dio en el Sur del Lago de Maracaibo, y de allí se expandió hacia la cuenca del Amazonas, y hacia las costas del centro y el oriente venezolano.

“Cacao criollo y cacao porcelana se destacan por su sabor, su variedad, su calidad, su capacidad de autodefensa contra plagas, su textura, no requiere de procesos químicos para su tratamiento, su pureza es única y su exquisitez comprobada científicamente”, especificó Arrieta.

Cosecha paso a paso

  • Siembra de la planta

  • Vigilancia y mantenimiento durante el crecimiento

  • Recolección del fruto (Entre 20 y 30 maracas por planta)

  • Despepite, se abre la fruta y se extraen los granos (25 a 50 almendras por maraca)

  • Selección del cacao para fermentar y / o secar

  • Cacao en baba pasa a cajones de fermentación (12 latas por 7 días) y cacao seco pasa a las lonas de extensión para colocarlo al sol

  • El cacao fermentado pasa de los cajones a las camas de secado (Camas de madera de 6×3, 15 latas)

  • Proceso de secado en las camas (de cuatro a seis días)

  • Almacenamiento de las almendras en sacos de que (un saco equivale a 60 kilos).

Un proyecto familiar

De El Porvenir nació otro negocio familiar que ya tiene cerca del año dando sus frutos: 

“El sueño de mi esposo ‘Niove’ fue producir chocolate, hacer de Caja Seca, la zona chocolatera por excelencia del país, ese mismo sueño lo atesoramos nosotros sus herederos, mis hijos (as) que son mi mayor motivación, mis nietos y mi socio José Miguel que es la fuerza, el empuje, la tenacidad y la constancia”, describe visiblemente emocionada Mariela Arrieta.

La Chocolata es un negocio situado en la localidad de Caja Seca, estado Zulia. Allí se ofrece lo mejor de lo mejor en repostería y todo lo que lleve chocolate tiene su materia prima originada en la finca.

“Se está cumpliendo el sueño, ya no solo vendemos la fruta del cacao como tal, sino que nuestro producto llega directo al paladar gracias a las exquisiteces que fabricamos en La Chocolata y ese mismo cacao está sirviendo de materia prima para otros proyectos familiares como la naciente fábrica de galletas MaxiCookies cuya sede tenemos en Maracaibo, todo es cuestión de trabajar muy duro para sacarle jugo a la crisis, este país lo que requiere es trabajo y buena voluntad y de ambas cosas nos sobra”.

 

Fotos: Cortesía Viva El Cacao / Ernesto Ríos

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