Dos humildes viviendas en Aipiapa, cerca de Castilletes, en el municipio Guajira, sirvieron de escenario para la masacre perpetrada el pasado martes en horas del mediodía. Manuel Ángel Montiel Montiel, alias el “Morocho”, de 40 años, mató a dos de sus hermanos paternos y a un sobrino por venganza.
Recostados a una de las paredes que rodea la morgue forense de Maracaibo permanecían los familiares de las víctimas, lloraban, con un nudo en la garganta recordaron cómo ocurrió el triple asesinato. El presunto delincuente llegó en una camioneta Ford Tritón, azul, placa 00FVAV, al caserío, descendió acompañado por siete pistoleros, entre los cuales se encontraba Edwin Montiel, mejor conocido como “Parruta”, su hermano.
Al cabo de minutos rompieron la puerta principal de la residencia de Luzmila Fernández Faría, de 54 años, profesora jubilada, la apuntaron con armas de fuego y sin mediar palabras le dispararon en el abdomen varias veces para dejarla muerta en el sitio. La víctima de origen wayuu dejó de respirar, la sangre la ahogó.
Mientras la docente agonizaba, los sicarios caminaron hasta llegar a la residencia contigua, saltaron la cerca perimetral, en fracciones de segundo precisaron el objetivo; Franklin Enrique Fernández Faría, de 56 años, hermano del “Morocho”, estaba parado en la cocina, dos balas le atravesaron el corazón.
Jackelin Fernández presenció el homicidio, escuchó las detonaciones desde el baño, se asomó por una hendija de la puerta, vio caer el cuerpo de su padre en el suelo. Los pistoleros “no estaban conformes”, buscaron a Johan Enrique Fernández Fernández (25), su hermano, lo sacaron de una habitación, en el patio le dispararon en la cabeza, espalda y pierna derecha.
Parientes de los muertos revelaron que Manuel además de ser medio hermano de Luzmila y Franklin es su cuñado, tiene una relación sentimental con una de sus hermanas. Con la mirada perdida aseguraron que es narcotraficante y extorsionador, pretende apoderarse de una larga extensión de tierras que están a orillas del mar.
Experticias
Detectives del Eje de Homicidios de la Policía científica adscritos a la base de Paraguaipoa acordonaron la zona, apartaron a los curiosos y averiguadores que se aglomeraban en las esquinas para observar como levantaban los cadáveres. En una unidad de medicina forense trasladaron a la mujer y los dos hombres hasta la morgue donde los patólogos le practicaron la necropsia correspondiente.
Fuentes oficiales vinculadas con la investigación aseguraron que las muertes están relacionadas a una disputa familiar por la posesión de tierras en la Guajira. Trascendió que el “Morocho” esta solicitado por homicidio calificado.