Rafael E. Fernández
La mayoría de los participantes en una encuesta lanzada por Elon Musk en Twitter votaron a favor de que el magnate abandone la dirección de la red social, cuyo control asumió hace pocas semanas.
El 57,5% de los más de 17 millones de cuentas que respondieron al sondeo se pronunciaron por la salida de Musk, quien el domingo preguntó en un tuit: «¿Debería dimitir como jefe de Twitter?» y aseguró que acataría el resultado.
Musk, quien también es el jefe del fabricante de automóviles Tesla y de la empresa de cohetes SpaceX, no reaccionó de inmediato.
El empresario de origen sudafricano asumió personalmente las riendas de Twitter el 27 de octubre tras un polémico acuerdo de compra de la red social por 44.000 millones de dólares.
Desde entonces se generaron varias controversias con el despido de la mitad del personal de Twitter, la readmisión de figuras de extrema derecha en la plataforma, la suspensión de periodistas y el intento de cobrar por servicios que antes eran gratuitos.
Los analistas también han señalado que el precio de las acciones de Tesla cayeron un tercio desde que Musk adquirió Twitter.
«Es difícil ignorar los números desde que se cerró el acuerdo [de Twitter]», tuiteó el experto en inversiones Gary Black, diciendo que creía que la junta directiva de Tesla estaba presionando a Musk para que renunciara a su función en Twitter.
En intercambios con usuarios después de publicar su última encuesta, Musk afirmó que no tenía un sucesor en mente y renovó sus advertencias de que la plataforma podría estar en camino a la bancarrota.
Dorsey desconcertado
Musk, uno de los hombres más ricos del mundo, preguntó a los usuarios de Twitter si querían que siguiese al frente de la plataforma poco después de intentar librarse de otra controversia.
El domingo, Twitter anunció que los usuarios de la plataforma ya no podrían incluir en sus publicaciones enlaces a otras redes sociales, como Facebook o Instagram. De hacerlo, estarían sujetos a sanciones.
Horas más tarde Musk dio marcha atrás, y aseguró que su intención era «suspender cuentas solamente cuando el objetivo ‘principal’ de esas cuentas sea la promoción de competidores».
El intento de prohibición de publicar enlaces a otras redes sociales provocó quejas y desaprobación e incluso desconcertó al cofundador de Twitter, Jack Dorsey, quien había respaldado la adquisición de Musk.
Dorsey cuestionó la nueva política con escueto tuit: «¿Por qué?»
«Tormenta perfecta»
El analista Dan Ives, de la consultora Wedbush, calificó la gestión de Musk como una «tormenta perfecta». Destacó la deserción masiva de los anunciantes, que según dijo ha dejado a Twitter «en rojo».
Poco después de hacerse cargo de la plataforma, Musk anunció que el sitio cobraría ocho dólares por mes para verificar las identidades de los titulares de las cuentas. Pero tuvo que suspender el cuestionado plan «Twitter Blue» tras una vergonzosa avalancha de cuentas falsas.
El 4 de noviembre, cuando Musk dijo que la empresa perdía 4 millones de dólares al día, Twitter despidió a la mitad de sus 7.500 empleados.
Musk también restableció la cuenta de Donald Trump, aunque el expresidente de Estados Unidos indicó que no tenía interés en la plataforma, y dijo que Twitter ya no se esfozaría en combatir la desinformación sobre el covid-19.
En la más reciente polémica, Musk suspendió el miércoles pasado la cuenta @elonjet, que informaba automáticamente sobre los movimientos del jet privado del magnate, asegurando que podría poner en peligro a su familia.
Luego suspendió temporalmente las cuentas de varios periodistas que informaron sobre el tema.
Empleados de CNN, The New York Times y The Washington Post estuvieron entre los afectados en una medida que generó fuertes críticas, incluso de la Unión Europea y las Naciones Unidas.
El fin de semana, la cuenta de Twitter de la periodista Taylor Lorenz, que cubre el sector tecnológico para el Washington Post, fue a su vez suspendida durante varias horas. Fue restaurada el domingo, pero la cuenta @elonjet seguía suspendida este lunes.
AFP