Comunidad internacional con el foco en Venezuela

En más de cuatro meses de protestas y rechazo internacional no hubo mayores efectos desde el exterior. Internacionalista De Michele opinó que la oposición generó expectativas muy altas.

No poca ha sido la presión internacional que países miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA), la Unión Europea, la Organización de Naciones unidas (ONU) y hasta el Vaticano han ejercido sobre el país. 

Representantes de gobiernos de cientos de naciones han manifestado su preocupación por Venezuela desde el 1 de abril, cuando iniciaron las protestas, pasando por la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), que incluso llamaron a que se detuviera su escogencia el pasado 30 de julio.

En el tema internacional la oposición tiene un camino allanado. Incontables fueron las denuncias que sobre presuntas violaciones de derechos humanos ha llevado la dirigencia de la Mesa de la Unidad Democrática a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA (Cidh), a la ONG Human Rights Watch, o a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que en septiembre de 2011 falló a favor de Leopoldo López y ordenó al Gobierno habilitarlo políticamente para ejercer cargos públicos.

Precisamente, el caso de López le ha dado la vuelta al mundo y fue la mediación extranjera, el Gobierno español, a través del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, que logró la actual medida de arresto domiciliario, en momentos de suma crispación política.

Pero poco fue el resultado producto de la influencia de externos en un país que constitucionalmente es soberano e independiente.

La internacionalista Giovanna De Michele le endosa la responsabilidad a  la oposición de generar unas expectativas muy altas respecto a la capacidad de la institucionalidad y comunidad internacional para cambiar de presidente en Venezuela.  “No hay ningún fundamento jurídico ni razón para pensar que desde afuera del país se pudiera presionar o exigir al Gobierno venezolano que cambie su forma de acción. La comunidad internacional es una presión importante, pero no es determinante por sí solo para cambiar el orden de las cosas. Ningún organismo o ley internacional puede obligar al Ejecutivo a comportarse de una manera o de otra”, sentenció.

Opinión que es compartida por Eloy Torres, analista internacional, quien reitera que la nación está obligado a resolver sus problemas por sí mismo, porque “los organismos no tienen jurisdicción sobre el país en el sentido de hacer modificaciones, los únicos que pueden modificar lo que ocurre somos los venezolanos, ellos solamente hacen un conjunto de observaciones, recomendaciones y propuestas en general”.

Sin embargo, argumentó que tampoco hay que echar en un “saco roto” la alerta que ha prendido la OEA, la UE, la ONU, sobre la que ocurre porque gracias a esas reacciones el Gobierno ha tenido que recular en algunas decisiones.

“El viernes en la mañana el mundo fue testigo de que los dirigentes de la ANC decidieron desincorporar a la AN, pero la reacción que tuvo la noticia nacional e internacionalmente fue tal, que en escasas horas la propia presidenta de la ANC decidió desmentir lo que habían dicho, recularon, porque percibieron lo que en el mundo se estaba observando, que era un rechazo mucho mayor que el que han tenido hasta ahora”, expuso Torres.

Rusia, China y los países aliados del presidente venezolano Nicolás Maduro, como los miembros del Alba, han expresado su respaldo al Gobierno legítimamente electo. Pero otros más radicales, como Estados Unidos, han amenazado con una posible intervención militar.

Al respecto, Miguel Tinker Salas, profesor de la Universidad de Pomona, en California, aseveró que estas advertencias son retórica y que vienen en el mismo contexto de la amenaza contra Corea. “Representa el concepto del viejo poderío norteamericano que con simplemente declararse, un país se iba a someter y esa capacidad que tenía Estados Unidos para ejercer esa influencia ya no existe (…) . Aún cuando Estados Unidos tenga el poder militar carece del poder político y moral para poder declararse sobre temas cuando las contradicciones son tantas que enfrenta en su propio país y mucho menos ahora con Donald Trump. EE UU está completamente desprestigiada”.

Tinker sostuvo que la dinámica de las relaciones cambió con el crecimiento de un mundo multipolar y el poder hegemónico que antes Washington ejercía no existe. Igualmente, en Naciones Unidas los pronunciamientos no tienen la resonancia de antes.

Agregó que el contexto en el que la oposición venezolana opera “demuestra que no ha entendido los cambios políticos que han ocurrido tanto en la región como en la dinámica de poder con Estados Unidos. El apostar a que un poder extranjero vaya a poder lograr lo que no han alcanzado internamente demuestra que aún operan bajo un sistema que no comprende los cambios”.

Tras cuatro meses de protestas y, por un lado repudio; por el otro, apoyos internacionales se logró en abril pasado la salida de Venezuela de la OEA, que se concretará en dos años, un organismo que el Gobierno denunció había dejado de servir a los pueblos para obedecer al “imperio”; y la expulsión, este mes, del Mercosur, suspensión que se aclaró es de naturaleza política por la ruptura del orden democrático.

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