DE ANÁLISIS: ¿Conviene una intervención militar en Venezuela?

DE ANÁLISIS: ¿Conviene una intervención militar en Venezuela?

Un fuerte rumor, más que una certeza se generó durante este asueto de Carnaval 2018 alrededor de la desguazada Venezuela. Por redes sociales y algunos medios de comunicación colgaron la noticia de que se estaba gestando un fuerte movimiento militar en bases estratégicas situadas del lado de afuera de la frontera de Venezuela con Colombia, Brasil y Guyana, es decir, Venezuela estaría siendo “rodeada” por este movimiento militar mixto, información esta que generó expectativas, pues el propio fiscal designado por la Asamblea Constituyente, Tarek William Saab informó que desde Colombia se estaba fraguando una intervención militar a Venezuela, acto que rechazó y que advirtió será enfrentado con el pueblo en armas.

Una intervención militar en estos tiempos no es cualquier cosa. Su acción tendría que estar justificada por un colapso sociopolítico que implicaría inclusive una guerra civil en el interior del país. Hasta ahora no ha ocurrido más que la crisis humanitaria inocultable y el caos político generado desde el alto Gobierno que ha trastocado fuertemente la democracia venezolana.

La Comisión Internacional de los  Derechos Humanos (CIDH) publicó el lunes un informe que revela la gravedad de la situación sociopolítica de Venezuela traducida en el “debilitamiento” significativo de la democracia.

En este informe, la CIDH cuestiona “las graves injerencias de los poderes Ejecutivo y Judicial en el poder Legislativo venezolano”, actos decisivos en la anarquía actual y en la crisis democrática de la nación sudamericana.

Otros elementos que contempla el informe son los “altos niveles de corrupción” y la «existencia de un patrón de represalias» a quienes se manifiestan contra el Gobierno, «severas restricciones a la libertad de expresión», «el aumento de la violencia y la criminalidad» y el «desabastecimiento generalizado de alimentos, medicamentos, tratamiento, material e insumos médicos».

«La Comisión viene observando un progresivo debilitamiento de la institucionalidad democrática y la situación de derechos humanos en Venezuela, que se ha intensificado de manera alarmante en los últimos dos años y especialmente en 2017», concluye el reporte.

¿Razones suficientes para la intervención militar?

Hay opiniones divididas. El periodista Oscar Medina colgó un interesante artículo para el portal web Yahoo Noticias en el cual explica que la comunidad internacional “se convenció de que los venezolanos no pueden solos con sus problemas y eh allí las sanciones aplicadas a funcionarios del Gobierno por parte de Estados Unidos y la Unión Europea». No obstante, eso parece no ser suficiente, aunque líderes y analistas, con quiénes pidiera concordar Oscar Medina si lo consideran.

La opositora radical al régimen de Maduro, María Corina Machado manifestó: “no creo que sea necesaria una actuación militar extranjera. Hay civiles y militares en nuestro país que pueden conducir a ese cambio de régimen con la presión internacional y decidida -que ya está haciendo efecto- para producir rupturas dentro del oficialismo y de la Fuerza Armada, y en segundo lugar para crear las garantías y facilidades para esa salida”.

El exministro de Planificación venezolano, Ricardo Hausmann escribió recientemente que “la crisis de Venezuela está pasando, inexorablemente, de ser catastrófica a ser inimaginable. El nivel de miseria, sufrimiento humano y destrucción ha llegado a un punto en que la comunidad internacional debe repensar cómo puede ayudar”.

Un panel de expertos de la Organización de Naciones Unidas reunido en Ginebra el 9 de febrero hizo un pronunciamiento: “Millones de personas están padeciendo la falta de alimentos, de medicamentos esenciales, la carestía de bienes de primera necesidad, incluyendo de higiene personal, cortes de electricidad y condiciones de vivienda inadecuadas. Las condiciones siguen empeorando día a día, poniendo muchas vidas en riesgo”.

En su artículo Hausmann hizo una propuesta concreta: “Si se trata de soluciones, por qué no considerar la siguiente: la Asamblea Nacional (AN) podría destituir a Maduro y al narcotraficante de su vicepresidente, Tareck El Aissami, sancionado por la OFAC y a quien el gobierno estadounidense le ha embargado más de US$ 500 millones. Dado este vacío de poder, la Asamblea, nombraría de forma constitucional a un nuevo gobierno, el que a su vez podría solicitar asistencia militar a una coalición de países amigos, entre ellos, latinoamericanos, norteamericanos y europeos. Esta fuerza liberaría a Venezuela de la misma forma en que canadienses, australianos, británicos y estadounidenses liberaron a Europa en 1944-1945. Más cerca de casa, esto sería semejante a la liberación de Panamá de la opresión de Manuel Noriega por parte de Estados Unidos, la que marcó el inicio de su democracia y del crecimiento económico más rápido de América Latina”.

Queda claro que Hausmann plantea una intervención asistida desde las filas de la única Asamblea con poderes legislativo constitucionalmente legítima por voto popular en octubre de 2015 y que cuenta, al menos, con la mayoría simple, pero ciertamente con su mayoría calificada.

Medina, citando a Hausmann, advierte que Las medidas que de manera progresiva se han ido aplicando contra miembros del equipo de Maduro, a juicio de Hausmann no arrojarán resultados con la rapidez que amerita la situación: “El gobierno americano probablemente imponga unas sanciones en materia petrolera, pero lo que ha destruido a Venezuela no son las sanciones sino el manejo desastroso de la economía. Por eso lo que he propuesto es una alternativa distinta que pueda generar un cambio con mayor celeridad”.

Lo que ha dejado sobre la mesa es una intervención militar, justificada –según explica- por el papel asumido por los uniformados de su país: “En primer lugar, se trata de un gobierno venezolano nombrado por la Asamblea Nacional que pediría la asistencia militar para hacer valer sus decisiones frente a una Fuerza Armada Nacional que ha decidido violar su juramento y desconocer la Constitución. La idea sería que ese nuevo gobierno pueda contar con una asistencia militar que permita que se cumplan sus decisiones. Porque el problema de Venezuela es que hay una Asamblea Nacional a la que todo el mundo reconoce pero a la cual la Fuerza Armada no reconoce. Por eso la AN nombró a un Tribunal Supremo pero como las Fuerzas Armadas no lo reconocieron entonces esas personas tuvieron que escapar del país. Eso ocurre porque en Venezuela el poder no emana del voto sino de las Fuerzas Armadas que usurparon al pueblo”.

Beneficios de una posible intervención extranjera

Para Hausmann hay muchos: “El primer beneficio es que una Venezuela próspera está en el interés nacional de todos los países. Y el segundo tiene que ver con las obligaciones morales. Los derechos humanos son universales y es responsabilidad de todo el mundo salir a defenderlos. Estados Unidos intervino en Bosnia para acabar con la guerra y no pidió nada a cambio, lo hizo en Kososvo y no pidió nada a cambio, intervino en Irak y no se quedó con el petróleo que es explotado por empresas chinas, rusas y de otros lados. Es decir, no es una transacción del tipo te doy esto si tú das esto a cambio. Es algo que está en el interés nacional de los países -y especialmente de los latinoamericanos- tener a una Venezuela estable, próspera y democrática, porque si no lo es, eso les causa problemas”.

Otra posición

La líder opositora María Corina Machado, quien últimamente ha subido en las encuestas de preferencia del pueblo opositor, sostiene -como vimos al principio de esta nota- que en Venezuela existe suficiente capacidad para salir de la dictadura sin necesidad de acudir a la intervención militar extranjera.

“Considero que en Venezuela hay fuerzas populares e institucionales –y me refiero tanto en la burocracia pública como en la Fuerza Armada- con capacidad de lograr que internamente se genere la energía para lograr una coordinación, un movimiento que impulse la división de la dictadura y su salida, siempre y cuando esta fuerza local cuente con la firme posición internacional de ejercer la presión y la amenaza creíble para que el régimen entienda que su mejor opción es facilitar una transición”.

Parece haber coincidencias en la posición de Estados Unidos con la de María Machado y ello se explica en las declaraciones de Rex Tillerson en su reciente gira por Sudamérica: “En la historia de Venezuela y otros países sudamericanos, muchas veces el ejército es el agente de cambio cuando las cosas están tan mal y el liderazgo ya no puede servir a la gente”.

El senador estadounidense Marco Rubio arrimó más leña a este fuego con sus declaraciones del viernes 9 de febrero: “El mundo apoyará a las Fuerzas Armadas en Venezuela si deciden proteger a la gente y restaurar la democracia removiendo a un dictador”. Pero la posición oficial del gobierno de Donald Trump todavía es la de presionar en el campo de batalla diplomático y económico. Es decir, ejercer la presión desde afuera.

“La demora en una respuesta de este tipo sólo parece augurar la necesidad de acciones aún más drásticas en un futuro no muy lejano, pues la crisis de Venezuela comienza a estallar como lo haría una reacción en cadena”, escribió Miguel Ángel Martínez Meucci, profesor de estudios políticos de la Universidad Austral de Chile en un artículo para la web PolitikaUcab en el que respalda y amplía los argumentos de Haussman. Y añadió: “Lamentablemente, sólo la consumación de una desgracia suele propiciar consensos en torno a lo que hubiera hecho falta hacer para evitarla; esperamos que para el caso venezolano no sea ya demasiado tarde”.

Ricardo Hausmann publicó un nuevo texto en Project Syndicate el 7 de febrero en el que comenta reacciones a su planteamiento de intervención militar: “Algunos países latinoamericanos, comenzando por Brasil, rápidamente emitieron declaraciones indicando que esta opción está fuera de juego. Algunos académicos y medios de comunicación también expresaron su oposición a esta idea”. Y añade: “Sin embargo, nadie ha propuesto una solución mejor, salvo la esperanza de que las sanciones individuales lideradas por Estados Unidos o un embargo petrolero tengan éxito. A medida que la situación empeora, todos tendrán que reconsiderar sus opciones. Sencillamente, no han logrado formular una alternativa efectiva que sea más aceptable”.

¿Descartando la intervención?

A decir de una que sabe y mucho, parece que sí. La periodista muy cercana a la fuente militar venezolana Sebastiana Barráez, tajantemente sentenció: “Muchos rumores y el silencio de un Gobierno que controla la mayoría de los medios de comunicación y tiene fuerte presencia en redes. ¿Invasión militar en Venezuela? No, por el momento sólo hay mucho nerviosismo y una extraña movilización militar del Ejército colombiano».

Otro que descarta la intervención es el analista y encuestador Luis Vicente León: “Ni invasiones extranjeras o extraterrestres van a resolver el problema. Sólo la unidad de la población que quiere cambio, articulándose alrededor de un objetivo común y un estrategia coherente que motiva a la población”.

León observa la figura de la intervención como otra oferta engañosa que ambas posturas antagónicas están manejando para sus propios intereses: “La verdad es que la crisis venezolana es tan integral. Tan dura. Tan desgastante. Tan triste. Que la gente es capaz de inventar candidatos salvadores que no existen e invasiones “salvadoras” que tampoco. Y mientras tanto…el barranco”, dijo.

Calificó como interesante que  ambos grupos extremos que se enfrentan “crean juntos la invasión imaginaria. Buscando cosas distintas se convierten en lo mismo. Manipuladores que generan más frustración y desengaño, mientras fracturan y dividen. Las puntas que se tocan, como es usual”.

Finalmente, resta es esperar. El sociólogo Octavio Salazar lo dibuja así: “Cuando en el juego político se superponen intereses que priman por encima del verdadero interés colectivo ocurren propuestas que lejos de la realidad, producen solo un impacto. Eso ocurre en oficialismo y oposición, ambos quieren crear su propio impacto con el tema de la intervención militar extranjera. Yo no creo que se dé, al menos no sin antes quemar todos los cartuchos de la diplomacia y la presión internacional, pero no lo descarto de plano, es algo que ni siquiera los Estados Unidos, tal vez estratégicamente, aun cuando lo contemplen, lo han asomado como una certeza o una posibilidad en el corto plazo”.

Salazar reflexiona: “Tal vez hasta sea conveniente que Maduro haga sus elecciones –solo eso sí- y las gane como las ganaba Fidel Castro para terminar de mostrarle su rostro dictatorial al mundo y en consecuencia se actúe un poco como lo dice Hausmann desde adentro, pero con ayuda de afuera. Los militares aquí han demostrado que se cuadran con el que ciertamente tenga el poder. Si la AN nombra un gobierno de transición y éste cuenta con todo el respaldo internacional que termine por acorralar y debilitar al madurismo-cabellismo, entonces a la Guardia no le quedará opción que cuadrársele a su nuevo comandante en jefe”.

El sociólogo enfatiza: “Recordemos que aquí todos los actos emanados de la ANC son nulos de toda nulidad. El día que se encarrile al país de nuevo por el hilo constitucional, inclusive las elecciones regionales y municipales celebradas serán nulas, el nombramiento de comisiones, decretos ley y designaciones, como las del Fiscal Saab, todo eso será nulo y aquí regresará todo al punto de partida que se marca cuando ganó la Asamblea Nacional por voto popular. Esa Asamblea ha sesionado, discutido y aprobado leyes, esas entrarán en vigencia cuando volvamos al cauce democrático”.

Redacción Notizulia

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