Apenas saliendo del perímetro de la ciudad de Maracaibo, en el sector Cabeza de Toro, en la vía hacia el municipio Guajira, se observan los primeros “pimpineros” o vendedores clandestinos de gasolina en plena carretera, sin ninguna restricción, ofreciendo el combustible con la señal de costumbre: meneando un embudo, que fabrican con botellas de plástico, unido a la manguera que introducen al tanque del auto del cliente que lo solicite.
Esta escena se repite durante todo el recorrido de la Trocal del Caribe que lleva desde Maracaibo a la frontera con Colombia, en Paraguachón. Unos 140 kilómetros aproximadamente que se completan en dos horas y media de viaje. Aunque en algunos tramos la oferta es mayor que en otros, no hay trecho mayor a 2 kilómetros sin “bachaqueros” de gasolina a ambos lados de la carretera.
“Meses atrás no se veía tanto ‘bachaquero’. La gasolina estaba barata y había más control. A cada rato los quitaba la Guardia (Nacional Bolivariana). Pero como aumentó el precio ahora es un buen negocio venderla. Mucha gente de por aquí vive de esa venta”, relató Rafael Chacín, chofer de la ruta Maracaibo-El Moján, que vive en el sector Tamare.
Los sitios de mayor concentración de “pimpineros” son Cabeza de Toro, en Maracaibo; Gato negro, Las Cruces, Tamare, Flor de Mara, La Soledad y la Paila Negra en el municipio Mara. Sinamaica, Paraguaipoa, Los Filúos y Paraguachón en el municipio Guajira.
Entre estos sitios hay otras ventas menores, pero constantes en todo el trayecto. Paraguachón es un auténtico bazar, a cielo abierto, de combustible venezolano. Se consigue en pimpinas de cinco litros hasta toneles de 200.
Actualmente en Cabeza de Toro, Maracaibo, venden el envase de 5 litros en 800 bolívares, pero en Paraguaipoa, apenas un solo litro de combustible tiene ese precio. Entre más lejos de la capital zuliana esté el producto, se cotiza a mayor costo.
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