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En Venezuela, cada 27 de diciembre se festeja a San Benito de Palermo, su veneración está llena de particulares tradiciones.
Benito Manasseri o Benito de Palermo fue un religioso italiano nacido San Fratello en el año 1524. Hijo de esclavos de origen africano, pero sus amos le otorgaron la libertad en el momento de su nacimiento.
En sus primeros años de vida, Benito, trabajó como pastor y en la adultez se acercó a la iglesia universal, hasta que en el año 1564 se unió al convento Santa María de Palermo, donde por dificultades de su analfabetismo se dedicó a la cocina.
Su fama de santidad, primero como eremita y después como Fraile Menor con sus virtudes preclaras y su ejemplo luminoso se difundieron rápidamente; y el pueblo de Dios acudía a él en busca de sanación. Cabe resaltar que Benito se definía como analfabeto, pero Dios quiso manifestar en él la sabiduría, la astucia y la prudencia, por lo que fue un santo.
A Benito se le atribuyeron varios milagros de curación. A raíz de esto, fue nombrado prior del convento (superior) y posteriormente maestro de novicios. Falleció en el año 1589.
En el siglo XVII, la orden franciscana introdujo el culto a San Benito de Palermo en la región occidental venezolana, con el objetivo de evangelizar a los esclavos africanos que trabajaban en las plantaciones del Sur del Lago de Maracaibo, estado Zulia. Posteriormente la devoción se extendió hasta los estados Mérida, Trujillo y en parte de Lara y Yaracuy.
Las tradiciones que giran en torno a San Benito de Palermo en Venezuela están cargadas de música, baile, color y comida.
De acuerdo con algunos investigadores culturales, el golpe del tambor que se utiliza para rendir tributo a San Benito, proviene de sus raíces africanas. Hoy se le conoce como Chimbángueles un grupo de tambores que rinde culto al santo negro y cada uno de ellos se distingue con un nombre especifico: Mayor o Arriero, Respondón, Cantante, Medio Golpe o Tamborito, Primera requinta, Segunda requinta, Requinta y media.
Y al son de ellos se baila entorno a la imagen del Santo como homenaje a su alegría y su fe.