Notizulia / Rafael E. Fernández
Cada 2 de julio el Zulia se recuerda un año más de la partida física de Felipe Pirela. Se cumplen 50 años del asesinato que ocurrió en San Juan de Puerto Rico en una madrugada de 1972, cuando retornaba al hotel donde residía luego de una presentación en el “Molino Rojo” de Caguas.
“El bolerista de América”, murió a la edad de 30 años, luego de haber desarrollado una rutilante carrera, que lo convirtió en uno de los indiscutibles ídolos internacionales de Venezuela. Era un fenómeno musical que era solicitado en los mejores escenarios.
Formó parte de las orquesta Billo’s Caracas Boys, Chucho Sanoja y Renato Capriles.
Inicios de su carrera
Los primeros pasos para el entonces novel cantante se da con las orquestas de Juanito Arteta y Los Peniques, por las que transitó de forma temporal. De hecho, su llegada a esta última se da por un amigo suyo relacionado a Jorge Beltrán, el director de la agrupación.
Para entonces Los Peniques contaba con los vocalistas Victor Piñero, Chico Salas, Ada Vizuet y Tony Izaguirre, lo cual le dificultaba el camino a Pirela, quien se conformaba con cantar al menos una canción en el último set bailable.
Un buen día el maestro, director y arreglista Billo Frómeta le escuchó cantar y mostró interés por sus servicios. La entrevista pautada con Billo debía darse en la casa de los Pirela Morón, por lo que la familia se preparó a fin de agradar al Maestro.
Cuando éste llegó a la vivienda no hizo más que expresar: “… Quiero contratarlo para que sea el bolerista de mi orquesta. Usted tiene mucho futuro… canta como los ángeles…”, expresó. Corría el año 1960, y a Billo le había sido levantado un veto impuesto por la Asociación de Músicos del Distrito Federal y Estado Miranda. Billo comenzó a reestructurar su orquesta, lo que para él sería su “Tercera República”, sin duda alguna, la más exitosa de su carrera y con la que trascendió aún después de su muerte.
Bolerista de América
Luego de que Pirela obtuviese fama con la orquesta Billo’s Caracas Boys comienzan a lloverle ofertas de otros países, la más tentadora, desde México. Pirela parte al país azteca donde le esperaba el camino a la internacionalización como solista y su posterior consagración como “El Bolerista de América”.
Una vez cumplido su compromiso en México, Pirela regresa a Venezuela, ya que había empeñado su palabra de matrimonio a la joven Mariela Montiel, con quien tendría su única hija Lennys Beatriz Pirela Montiel. Las nupcias se celebran en septiembre de 1964.
Asimismo participó en el Festival de la Voz de Oro de Venezuela en Barquisimeto. Posteriormente se mudó por un tiempo a Estados Unidos, cerrando sus compromisos con su sello discográfico de su país natal, pues tenía la idea de crear su propia empresa de discos, lo cual nunca llevó a cabo.
En su impecable trayectoria se convirtió en un reconocido artista a nivel mundial visitando distintas ciudades a lo largo y ancho de América, principalmente en países como Colombia, República Dominicana, Estados Unidos, Perú, Ecuador, entre otros.
Asesinato y tragedia en Puerto Rico
Pirela fue asesinado en el transcurso de la mañana del 2 de julio de 1972 en la zona de Isla Verde, justamente en el Hotel Cecillia’s Place, calle La Rosa, desde un carro que se encontraba transitando por la zona efectuaron varios disparos dirigidos al cantante, cayendo así mortalmente tras los impactos.
Los encargados de reconocer el cuerpo de Pirela fueron su promotor de espectáculos Tony Chiroldes y la periodista, encargada de sus relaciones públicas y pareja, Francisca Berrío.
Una semana y media fue suficiente para que los cuerpos policiales de San Juan capturaran al encargado de los hechos, Luis Rosaldo Medina, quien era un mafioso con un largo expediente policial, la razón del asesinato fue por una deuda de drogas. “Pirela me debía 5 mil dólares en cocaína, por eso decidí matarlo”, explicó.
Homenajes a su legado
El 15 de septiembre de 2012, los restos fueron exhumados del cementerio «Corazón de Jesús», donde estuvieron desde el sepelio del artista en 1972 y llevados a la Iglesia de Santa Lucía después de una ceremonia. Luego fueron trasladados al Panteón de los Zulianos Ilustres. Por representación del Gobernador fue entregada a los familiares del artista las condecoraciones póstumas Orden Lago de Maracaibo, Rafael María Baralt y San Sebastián en su primera clase, por su trayectoria artística y su legado como intérprete. Al día siguiente, fue presentada una nueva reseña biográfica del cantante titulada Felipe Pirela, su vida que había fue escrita por el periodista y escritor Eduardo Fernández.
En este día se le rinde homenaje en diversos espacios de la ciudad marabina, uno de ellos en el Pozón del Saladillo, donde la voz de Jorge Velásquez traerá de la época sus grandes éxitos.