Mata a su pareja a muletazos y alega que estaba poseída

Ella estaba poseída. Parecía una culebra, se movía para todos lados”, fue la frase textual que salió de la boca de Luis Rafael Hernández Blanco, de 38 años, al referirse a la muerte de su esposa. Pero un par de horas más tarde su coartada cayó. La autopsia reveló que la mujer falleció a consecuencia de una paliza.

Frente a la morgue de LUZ, Rafael se mostró elocuente en un principio. Sostenía su versión, con rostro de hierro y poco afligido. “Era miércoles”, contaba, desde las 4:00 de la tarde, Margelis Elena Blanco Cabrera, de 36 años, “contorneaba su cuerpo. Sacaba la lengua, la negra pupila desapareció de sus ojos. Solo se veía el fondo blanco. No emitía una palabra. Un espíritu mudo se alojó en su cuerpo. La debilitó de a poco, se llevó su último aliento”, aseguraba Rafael. El relato terminó cuando se percató de que hablaba con un grupo de periodistas. Tomó sus muletas, se levantó con dificultad y huyó del lugar, junto a sus tres acompañantes.

Margelis Blanco ingresó el jueves en la madrugada al hospital General del Sur, sin vida. Presentó una hemorragia interna y lesión visceral. Con esto se desmontó el mítico relato, los sabuesos del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) detuvieron a Rafael, aún se niega a admitir sus culpas, pero testigos presenciales asomaron la verdad.

A principios de año Margelis se fue a trabajar como doméstica en Maicao. De forma extraoficial su pareja se habría enterado de que la mujer tenía un amorío con un joven colombiano. Airado, Rafael se trasladó desde el poblado de Motatán, en Trujillo, hasta el hermano país. Obligó a Margelis a volver.

El mismo miércoles, a las 10:00 de la mañana la pareja estaba en suelo marabino. Para reposar el viaje se hospedaron en un apartamento del complejo habitacional Rafael Urdaneta, parroquia Domitila Flores, propiedad de una tía de la infortunada.

A las 4:00 p.m. se iniciaron los golpes, con las muletas el hombre violentó a su pareja. En el inmueble estaba el hermano de Rafael, y el hijo de 16 años de la fallecida. El joven salió al escuchar estruendosos sonidos. Vio el cuerpo de su madre sobre el piso de la sala, casi inconsciente. Los dos testigos, bajo amenaza, encubrieron al feminicida. Todos pretendían huir a su pueblo. Pero Margelis solo resistió hasta llegar al terminal.

Un grupo de evangélicos vio el estado de la mujer, sus parientes fingieron desconocer la causa. Los religiosos aseguraron que se trataba de una presencia demoniaca. Rezaron el cuerpo mientras se iba apagando, lo trasladaron hasta la casa de un pastor, en el sector El Bajo, municipio San Francisco, para exorcizar la presencia maligna. Rafael y compañía se apegaron al infructuoso protocolo. El homicida vio allí su oportunidad, creó una historia para saldarse. A las 9:00 de la noche se registró la muerte.

 

NOTIZULIA / VF

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