En una camilla de la Unidad de Quemados del Hospital Coromoto permaneció 20 días Rafael Javier Zerpa Hernández, de 40 años. No soportó las heridas en 45 por ciento de su cuerpo y falleció ayer, a las 12.00 de la medianoche, con quemaduras de tercer grado. Ingresó luego de auxiliar a un vecino a apagar las llamas que consumían su carro.
En un Ford, Fiesta, negro, arribaron los familiares del chofer de tráfico a la morgue forense. Su esposa se bajó del carro, caminó hasta una de los muros rojos que rodean el tanatorio y se sentó bajo la sombra de un árbol. El ama de casa miraba al suelo arenoso, mientras sostenía en sus manos un pañuelo blanco. No quiso recordar lo sucedido, a las 4.30 de la tarde del 20 agosto, a escasos metros de su casa, en la calle Córdoba del barrio Monterey, en el municipio Lagunillas.
“Todo se había tratado de un lamentable accidente” murmuró uno de los acompañantes de la mujer.
El chofer se encontraba en el frente de una residencia cuando de pronto escuchó los gritos de su vecino, detalló un detective del Eje de Homicidios de la Policía científica. Guiado por la voz del muchacho, Rafael corrió en su auxilio. El fuego consumía el automóvil estacionado en la esquina de la calle, se extendía y amenazaba con arrasar las viviendas adyacentes.
En el momento preciso en el que se disponía a sofocar el siniestro, las llamas alcanzaron el pantalón y la camisa de Zerpa. El dueño del carro comenzó a llamar a la esposa del infortunado, quien salió de la vivienda desesperada.
Con “algo de suerte” lograron apagar el fuego que lo arropaba. De inmediato lo trasladaron hasta el centro asistencial más cercano, donde los médicos de guardia hicieron todo lo posible por estabilizarlo.
Cuando los galenos determinaron que el paciente empeoraba decidieron trasladarlo en una ambulancia al Hospital Coromoto, en Maracaibo, para que los especialistas le brindaran atención médica. Allí agonizó hasta fallecer.