Una comisión de la Policía regional ultimó el pasado sábado a las 9.00 de la noche, a Icilio Segundo Bracho (54) junto a su compinche, en la calle 66 con avenida 11 del sector Cecilio Acosta. Los presuntos delincuentes sometieron al dueño de la camioneta Fortuner verde, placa AF347XM, donde se desplazaban.
Recostada a una ventana de vidrio de la sede regional de la Policía científica en Altos del Sol Amado, permanecían ayer en horas de la mañana, los familiares de Bracho. Una de las jóvenes aseguró que el antisocial no pertenecía a ninguna banda criminal, se dedicaba a vender desinfectantes en su casa.
Tras recibir una llamada telefónica, el ama de casa abrió la puerta del comando policial y caminó con rapidez hasta el estacionamiento. En el trayecto comentó que los parientes del quincuagenario no estaban al tanto de sus fechorías, “es una sorpresa para nosotros”.
El día del deceso, Reiner Morales detuvo su vehículo frente a la panadería Don Biagio, en la avenida 4 de Bella Vista, sin imaginar lo que ocurriría minutos después. Cuando salió del establecimiento comercial dos hombres mayores lo interceptaron, le exigieron que les entregara las llaves de la camioneta, se negó.
Mientras uno de los ladrones forcejeaba con la víctima, el otro abrió la puerta trasera de la Fortuner, con golpes y amenazas lo obligaron a subir. Los clientes del local que observaron el plagio a través de la puerta principal notificaron a las autoridades correspondientes para que se dirigieran al sitio, relató un funcionario de la Policía científica.
Persecución
Una vez recibida la denuncia, la Policía regional desplegó un cordón de seguridad en las adyacencias del sector para dar con el paradero de los hampones, rescatar al infortunado y recuperar el carro.
Durante la búsqueda los uniformados avistaron una camioneta con las mismas características detalladas por los testigos. De inmediato, les pidieron a los tripulantes que descendieran, no acataron, prefirieron escapar.
Tras chocar contra un árbol los fugitivos se bajaron del vehículo, corrieron cuatro cuadras hacía abajo. No pudieron continuar con la faena, los efectivos de la Policía regional los interceptaron.
Una ráfaga de disparos retumbó en medio de la oscuridad. Tendidos sobre el pavimento yacían los cuerpos del dúo criminal, luchaban por sobrevivir, la sangre los ahogaba.
En una patrulla arribaron los heridos hasta el Centro Clínico Paraíso, los médicos de guardia hicieron todo lo posible por estabilizarlos. Luego de sobrevenirles una hemorragia interna murieron.
Destrucción
La camioneta Fortuner de Morales permanece estacionada en la sede de la Policía científica. Tras la colisión, el parachoques quedó destrozado al igual que los faros y el vidrio del parabrisas.